Coahuila: Sequía, falta de agua y de políticas

Opinión
/ 25 mayo 2025

La campaña de la gotita que se desperdicia ya no sirve. Se necesita una política planificada y con visión de futuro

La sequía en el país y en el mundo es un problema serio. Y más serio es quizá la inacción por parte de las autoridades para atender el fenómeno. Pareciera que simplemente se está a expensas de las lluvias, sin necesariamente crear una política pública que incida en una mejor gestión del agua.

Al 15 de mayo de 2025, el porcentaje de áreas con sequía de moderada a excepcional (D1 a D4) a nivel nacional fue de 49.4 por ciento, cifra 2.9 por ciento mayor a la registrada a finales de abril de 2025, según el Monitoreo de la Sequía de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).

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En Coahuila, únicamente el 22.9 por ciento del territorio no registra afectaciones por sequía, es decir, el 77.1 por ciento se encuentra afectado con un nivel de sequía. El 9.7 por ciento del estado tiene “sequía excepcional”, el nivel más alto de la Conagua. Son 27 municipios los que presentan algún nivel de sequía, y Acuña, Jiménez, Ocampo, Piedras Negras y Zaragoza son los que registran el nivel más alto de sequía.

En estados como Aguascalientes, Baja California, Baja California Sur, Durango, Chihuahua, Querétaro, Sinaloa, Sonora y Zacatecas, prácticamente no existe zona que no tenga una afectación.

La situación es crucial frente a distintos frentes: el abasto de agua a poblaciones, la necesidad de producir más alimentos para la población (que va en aumento) y todo lo que esto conlleva, como la competencia de distintos sectores económicos que también son dependientes del agua.

Un caso simbólico es lo que sucede actualmente en la presa La Amistad, que tiene niveles bajos históricos. Esta presa es la fuente de agua de municipios como Acuña o Piedras Negras. En estos momentos está la problemática del adeudo del gobierno mexicano al de Estados Unidos derivado del Tratado de Aguas de 1944 y una crisis binacional.

En La Laguna, por ejemplo, la presa Lázaro Cárdenas, que capta el agua de la cuenca alta y que deriva el líquido para el riego agrícola de la Comarca, también está en los niveles más bajos. Y en los municipios de Indé y El Oro, Durango, donde se encuentra el embalse, suman más de dos años y medio con sequía y siete meses seguidos con sequía excepcional, el nivel más alto.

El problema es que cuando se cuestiona a las autoridades, normalmente su principal estrategia es buscar perforar pozos para hallar agua en otras zonas. Meter popotes para seguir extrayendo el agua, simplemente de otro lugar.

La sequía es un problema actual y, como lo han dicho muchos investigadores, cada vez más se agudizará. Por eso se necesitan otras medidas más allá de las inmediatas.

AL TIRO

Naciones Unidas, por ejemplo, ha planteado diversas estrategias, entre ellas, diseñar políticas basadas en la ciencia y en pruebas que aprovechen los datos y la innovación para mejorar la planificación y la gestión hídrica. El problema es que muchos gobiernos y productores son renuentes a utilizar la tecnología que haga eficiente el uso del agua o no se invierte en esa tecnología, por ejemplo, aquella que indique dónde hay una fuga en tiempo real o la que administra mejor el riego en las parcelas.

Otro punto es la reutilización y tratamiento de aguas residuales como una alternativa viable para uso agrícola o industrial. Esto evidentemente reduciría la demanda sobre las fuentes naturales. En Coahuila, por ejemplo, hay plantas tratadoras que se iniciaron en otras administraciones estatales y quedaron como elefantes blancos: se metió dinero y quedaron olvidadas. Nadie quiere invertir en plantas tratadoras, a pesar de ser una opción en materia hídrica.

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Se requiere una gestión inteligente del agua, no una gestión política y electoral. Se necesita crear alianzas entre gobiernos y academias, entre gobiernos y centros de investigación para aterrizar soluciones sostenibles.

La campaña de la gotita que se desperdicia ya no sirve. Se necesita una política planificada y con visión de futuro. Una política que realmente incida, que diversifique fuentes hídricas, que fomente incentivos en prácticas eficientes en la gestión del agua.

La sequía está aquí. La falta de agua es una realidad. La pregunta es: ¿qué se va a hacer?

Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la universidad La Salle Laguna. Tiene más de 10 años como periodista. Es corresponsal de Vanguardia en la región Laguna, así como reportero investigador de Semanario. Ha trabajado y colaborado en otros medios como Revista de Coahuila, Newsweek en Español, SinEmbargo, W Radio, Imagen Laguna, entre otros. Fue becario de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) y de la Red Global de Periodismo de Investigación. Ha obtenido premios y reconocimientos como el Premio Nacional de Periodismo Rostros de la Discriminación y el Premio Nacional de Periodismo y Divulgación Científica, así como menciones honoríficas en el premio de la Sociedad Interamericana de Prensa y el Premio Latinoamericano de Periodismo sobre Drogas. Actualmente también se desempeña como corresponsal de El Universal en Coahuila y Durango y es profesor de la Universidad Iberoamericana Torreón.

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