Coahuila y Saltillo y la importancia de la prevención
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Debemos reconocer que en el ambiente de nuestra sociedad todavía quedan rescoldos que no han sido desterrados del todo en lo que se refiere a la descomposición de su tejido social, proveniente de múltiples factores que han incidido mayormente, perjudicando a los ocupantes de los escalones de la pirámide poblacional, por lo general de escalas bajas, donde se encuentran adolescentes y jóvenes, desestimando su porvenir, y que ahora mismo un buen porcentaje de esos segmentos vive la vida en medio de una tempestad originada por drogas, alcohol, suicido, sexo, crimen, que difícilmente no lo han expulsado, o por lo menos suavizado hasta su fin, pues al parecer el apoyo necesario existente no los acoge, o no ocurren a él, de manera que la lucha la enfrenten con seguridad de salir sanos o lo menos deteriorados posible.
Ese soporte que es vital debe subrayarse por parte de las instancias dedicadas a prevenir estas acciones perjudiciales, intensificando su labor beneficiosa con el fin de que su influencia recaiga favorablemente en este fragmento de la población.
Los medios todos los días nos dan cuenta de infinidad de casos donde los actores principales, en su gran mayoría son jóvenes, unos adictos a las drogas u otros con efectos de depresión, cuyos resultados los hacen llegar al crimen o al suicidio, otros más donde practican el sexo sin miramientos y que en muchas de las veces cuando llegan los hijos, éstos se quedan desprotegidos al lado de sus madres solteras, con las abuelas o en orfelinatos, y lo peor algunos que nacen con deformaciones. Disculpe lo trágico, pero existen casos reales.
La frase aplicable dice que más vale prevenir que lamentar. Sé que existen organismos que se dedican a la prevención, cuyos resultados nos parecen precarios, ya que los sucesos de este calibre son recurrentes.
En Coahuila, el Gobierno del Estado, además de subvencionar instituciones cuya labor en este renglón ha ayudado a disminuir el número de delitos e ir limpiando la atmósfera de la drogadicción, se ha visto corto a pesar de los esfuerzos económicos que hace.
Dentro de su estructura administrativa se cuenta con instancias que tratan esos rubros, además cuenta con el Instituto Coahuilense de la Juventud, el cual seguramente contempla dentro de sus programas acciones serias encaminadas a la prevención de los males citados en párrafos anteriores, y no sólo conformarse con organizar torneos deportivos o algunas conferencias de vez en cuando.
Hablando de nuestra ciudad capital, sólo pregunto, ¿el gobierno municipal contribuye al saneamiento de estos temas? Saltillo es una ciudad donde existe una recurrencia de suicidios, ya que a diario se publica el número de personas que acude a ello, lo que abona a la fama de ser un espacio urbano que con alta densidad de población es mencionada como una ciudad progresista, pero cuyo tejido social es estropeado y en donde no se vislumbra que esa mancha delictuosa vaya disminuyendo.
El progreso que ha mostrado nuestro entorno ha traído aparejada cierta inseguridad que la ciudad ha ido conteniendo, sin embargo los otros problemas que deben ser tratados por especialistas en las áreas correspondientes es posible que no se vean, pues su crecimiento los opaca, mientras sigue el problema de los suicidios y las peleas de pandillas en los barrios populares.
Dentro de los satisfactores que los gobiernos deben proporcionar a la ciudad y sus pobladores, no solo son las obras físicas que en el caso de Saltillo nos damos cuenta que a diario se comprueba que llevan un ritmo que ya quisieran ofrecer otras ciudades a sus habitantes.
Aquí lo que sugerimos es la priorización por parte del sector oficial para que acelere los trabajos relacionados con la salud de la mente, y tomar su papel de ser el alentador de crear un clima sano que abone a una buena calidad de vida.
Se lo digo EN SERIO.
franciscoaguirreperales@gmail.com
@aguirreperalesf