¿Cómo no divorciarse? Descubre el secreto para un gran matrimonio

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Como padres, muchas veces nos centramos tanto en los hijos que olvidamos que la pareja es la base emocional de la familia. Un hogar donde los adultos se escuchan, se validan y apoyan a los hijos es también un hogar donde estos crecen con modelos sanos de amor
La mayoría de las veces pensamos que el dinero, la educación de los hijos, la intimidad, las metas a largo plazo, etcétera, son cuestiones de gran importancia para tener un gran matrimonio y evitar el divorcio. Pero para el autor y renombrado psicólogo John Gottman, experto en relaciones de pareja y matrimoniales de la Universidad de Texas, existe un tema mucho más pequeño y cotidiano con el que se puede predecir si una pareja pasará por la ruptura... o terminarán divorciándose. Y no se trata de sexo, de dinero o de peleas.
Se trata de lo que Gottman llama “bids for connection” u “ofertas de conexión”. Son esos gestos sencillos, casi invisibles, con los que uno de los miembros de la pareja busca atención, cariño o, simplemente, ser visto o vista. Y la cosa más importante: la reacción que tiene la otra persona frente a esos instantes define en buena medida la salud de la pareja y su futuro.
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Me llamó la atención un video de TikTok donde una mujer expresaba su emoción y ganas de compartir la película que acababa de ver con su pareja. Sin embargo, su compañero expresó: “Mujer, es simplemente una película”. Ella explotó en enojo y sollozo porque deseaba expresar sus emociones positivas sobre la película y que su compañero la escuchara con igual entusiasmo, pero la calló. Esto ocasionó que ella se sintiera desplazada y poco importante. Esto sería para Gottman ausencia de ofertas de conexión, ya que no existe la mínima atención hacia la pareja.
Una oferta de conexión puede ser tan sencilla como el acto de:
* Realizar un comentario al observar alguna cosa curiosa: “¡Mira qué pájaro tan rojo!”.
* Realizar una pregunta: “¿Qué tal te ha ido hoy en el trabajo?”
* Realizar un gesto físico: acercarse en el sofá, tomarse de la mano en la calle. Una petición de ayuda: “¿Podrías encargarte de preparar el desayuno mañana?”.
* Compartir algo personal: “Anoche soñé algo rarísimo”.
Ante estas situaciones, el otro miembro de la pareja tiene dos posibilidades:
* Volverse hacia el otro (responder, mostrar interés, acompañar emocionalmente).
* Ignorarlo (minimizar, descalificar o simplemente no hacer nada).
* Puede parecer que el asunto es algo sin importancia, pero en la suma de la convivencia diaria estas respuestas establecen o deterioran el apego.
El Dr. Gottman estudió a cientos de parejas de recién casados y las volvió a entrevistar después de seis años. Descubrió que las parejas que respondían el 86 por ciento de las ocasiones a las solicitudes de conexión seguían juntas, mientras que las que sólo lo hacían un 33 por ciento, se habían separado. La diferencia es abismal. Y lo sorprendente es que estos porcentajes no se basan en grandes gestos románticos ni en largas conversaciones profundas, sino en momentos muy sencillos y cotidianos, pero de conexión.
Pero ¿por qué esto es tan importante? Nuestra necesidad de conexión emocional proviene de lejos, desde la niñez. En el momento en que un bebé llora y un cuidador responde a esa demanda, se activa una vía cerebral (la oxitocina y la vasopresina) que va construyendo la base de su seguridad emocional. Si no existe la respuesta a ese llanto, el bebé aprende que el mundo no es confiable y podría quedarse con esa herida toda la vida.
Ya en la adultez, esa misma vía se reactivará en la relación de pareja. Cuando nuestro cónyuge nos ignora, minimiza o desestima nuestros intentos de conexión, regresamos −aunque no lo sepamos− a esa sensación de inseguridad, abandono y desconexión.
Como padres, muchas veces nos centramos tanto en los hijos que olvidamos que la pareja es la base emocional de la familia. Un hogar donde los adultos se escuchan, se validan y apoyan a los hijos es también un hogar donde estos crecen con modelos sanos de amor y comunicación.
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Fijarnos en los pequeños detalles: no se trata de grandes gestos, sino de estar presentes cuando quien nos interesa necesita ser reconocido.
Eviten descalificar: Si tu pareja te está comentando una emoción, no digas “no es para tanto” u “otra vez lo mismo”.
Presten atención desde el interés genuino: aunque el tema no tenga mucha importancia para ti, lo tiene para la persona a la que amas.
El verdadero secreto para evitar el distanciamiento no depende de grandes cambios ni de terapias muy complejas; depende de pronunciar “cuéntame más” en lugar de “ya me lo contaste”. Depende de mirar a los ojos, reírse de un chiste malo, hacer una pausa para comentar “y tú, ¿cómo estás?”.