Con la Cuarta Transformación, por primera vez en México hay más personas en clase media que en pobreza
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En casi 20 años de políticas neoliberales los cambios en la estructura social fueron irrisorios, pero en siete años de la Cuarta Transformación la dinámica es positiva
La presidenta Claudia Sheinbaum ha resaltado datos contundentes. Según el Banco Mundial, en 2024 por primera vez en la historia de México la clase media (39.6 por ciento de la población) supera al grupo en pobreza (21.7 por ciento). Este vuelco histórico contrasta con la realidad de inicios del siglo 21, cuando con tres sexenios neoliberales la clase media representaba apenas el 18.1 por ciento y la pobreza el 55.1 por ciento. Incluso al término del gobierno priista de Peña Nieto la clase media era sólo 27.2 por ciento y los pobres 35.3 por ciento. En otras palabras, en casi 20 años de políticas neoliberales los cambios en la estructura social fueron irrisorios, pero en siete años de la Cuarta Transformación la dinámica es positiva. Con la economía moral de la 4T la clase media creció 12.4 puntos porcentuales y la pobreza se redujo 13.6 puntos, según cifras oficiales y datos internacionales.
Estos resultados no son mera retórica. El último informe de pobreza multidimensional del Inegi muestra que la tasa de pobreza general cayó de 41.9 por ciento en 2018 (51.9 millones de personas) a 29.6 por ciento en 2024 (38.4 millones). Eso equivale a 13.4 millones de personas que dejaron la pobreza en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador. Simultáneamente, el porcentaje de población con ingresos por debajo de la línea de pobreza cayó de 49.9 por ciento en 2018 a 35.4 por ciento en 2024, es decir, 15.8 millones de habitantes más salieron de esa condición. Además, la pobreza extrema y la vulnerabilidad por ingresos se redujeron también notablemente. Estos logros fueron reconocidos por organismos internacionales. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) afirma que entre 2014 y 2024 México tuvo las reducciones más significativas de pobreza y pobreza extrema en América Latina, y que sin México la pobreza regional habría caído solo 0.8 puntos (en vez de 2.2 puntos) entre 2023 y 2024.
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Los datos revelan que la actual política económica del humanismo da resultados palpables. El aumento sostenido del salario mínimo empujó al alza los ingresos de las familias, impulsando el crecimiento de la clase media. El presidente de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos reportó que cerca de la mitad de la caída de la pobreza se atribuye a los incrementos salariales. De las 13.4 millones de personas que salieron de la pobreza, 6.6 millones lo hicieron exclusivamente por las alzas al salario mínimo. En paralelo, el gasto social y los programas de bienestar se enfocaron en generar derechos (educación, salud y pensiones) en lugar de asistencialismo, como sucedía en el viejo régimen. La pensión del adulto mayor, por ejemplo, casi se duplicó de 2021 a 2024, y los apoyos sociales se actualizaron con la inflación. “Por el bien de todos, primero los pobres”, es hoy una realidad. En suma, más personas tienen sus necesidades básicas cubiertas y hay menos vulnerabilidad, según el Inegi.
Este panorama contrasta de manera clara con el de gobiernos anteriores. Durante el periodo 2008 a 2018, el Consejo Nacional de Evaluación (Coneval) constató que la pobreza prácticamente se estancó: pasó de 44.4 por ciento a solo 41.9 por ciento de la población, a pesar de una década de supuesto combate a la pobreza. En ese mismo periodo, los sectores de mayores ingresos mantenían una brecha inmensa con los más pobres: el decil más alto ganaba 26 veces más que el decil más bajo. Bajo ese modelo de crecimiento para unos pocos, pocas personas lograban salir de la pobreza. Por el contrario, las cifras actuales muestran que la Cuarta Transformación ha dado un salto histórico.
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No todo está resuelto. Como advierte la propia CEPAL, la desigualdad sigue siendo un desafío. Los estudios muestran que la brecha interna se redujo; por ejemplo, el decil superior pasó de ganar 24 veces más que el inferior en 2016 a 16 veces en 2024, y el coeficiente de Gini nacional bajó en la última década. Sin embargo, México continúa con una de las distribuciones del ingreso más concentradas del mundo. El 10 por ciento más rico del país sigue captando cerca de un tercio del ingreso nacional, mientras el 10 por ciento más pobre recibe solo alrededor del 2 por ciento. Esto indica que aún es necesario profundizar la redistribución de la riqueza.
En conclusión, los hechos respaldan la idea de que en México se vive una transformación social en marcha. Desde 2018, millones de familias viven mejor. La clase media creció, la pobreza descendió y los ingresos aumentaron. La estabilidad económica es palpable. No es solo discurso. Los datos oficiales e internacionales confirman este cambio. Invito al lector a reflexionar con estos hechos: ¿cómo es posible que los defensores de los gobiernos pasados y de sus políticas económicas promuevan un retorno al pasado frente a los resultados de la actual economía moral que beneficia a millones de mexicanos? ¿Qué implican estos avances de política social para el futuro del país?