De ideas a impacto: Celebrando la creatividad en el Día Internacional de la Propiedad Intelectual

Opinión
/ 28 abril 2024

En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiso acordarse Miguel de Cervantes Saavedra, “vivió un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor”. Cuenta que se llamaba “Quijana”, y nos narran sus aventuras luego de perder el juicio por pasar las noches “leyendo de claro en claro, y los días de turbio en turbio”, hasta que “se le secó el cerebro”.

Así comienza una de las novelas más conocidas e influyentes de nuestro tiempo. Publicada su primera parte en 1605 y una segunda parte en 1615, “Vida y hechos del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha” se ha convertido en una obra del alcance universal −si bien, no universalmente leída−. Como muchas otras historias consideras clásicos de la literatura, es innegable su influencia en las generaciones posteriores, marcando un antes y un después, en lo que a la creatividad y posibilidades narrativas se refiere.

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Otros ejemplos de publicaciones con alcances de universalidad similares o superiores lo son: en el plano religioso, el Libro de los Muertos, la Biblia, el Corán, la Torá, los Upanishad, el I Ching, los Vedas, el Majabhárata, el Bhagavad Gita, entre otros. En el plano económico, “La Riqueza de las Naciones” (1776) de Adam Smith; “El Capital” (1867) de Karl Marx; o “La Teoría General del Empleo, el Interés y el Dinero” (1936) de John Maynard Keynes, son ejemplares que nos permiten entender mejor cómo funciona la economía en nuestro mundo.

Bajo esta perspectiva comparada, obras como la “Política” de Aristóteles, el “Leviathan” (1651) de Thomas Hobbes, el “Contrato Social” (1762) de Rousseau, nos permiten comprender el contexto en el que las leyes se han encargado de buscar generar las condiciones organizacionales para el mantenimiento de espacios sociales para el desarrollo libre de todas las personas y sin discriminación; por lo que no deberíamos dejar de mencionar la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana (1791) como uno de los ejemplos a considerar y estudiar.

En suma, cada una de la infinidad de obras religiosas, políticas, médicas, históricas, filosóficas, económicas, sociológicas y jurídicas que alguna vez han sido redactadas o publicadas han contribuido a mantener las mentes de las personas en constante desarrollo y evolución, generando y contrastando ideas; ya sea mediante la comparación de teorías o la transacción de conocimiento y riqueza, cada mínima acción realizada contribuye a generar una imagen panorámica completa de nuestra realidad.

Primero, en búsqueda de la sabiduría y con la intención de dotar de un sentido a nuestra vida; luego, a nombre la ciencia y de la más grande aspiración de generar conocimiento sobre cómo funciona la naturaleza y sus leyes. Luego, en búsqueda de reconocimiento, dominación y riqueza hasta el extremo de las guerras mundiales y el neoliberalismo. Finalmente, bajo el estandarte de la dignidad y el desarrollo humano, la comunidad global se entiende a sí misma, hoy en día, como una sociedad de los derechos y de las oportunidades.

En cada tiempo, las personas y las culturas se enfrentan a las mismas situaciones, pero la manera de afrontarlas varía según sean los recursos materiales y tecnología con la que cuenten. De esta manera, la rueda, la escritura, las normas, la imprenta, la máquina de vapor, la bombilla eléctrica, el transistor, la computadora, el internet o la inteligencia artificial constituyen ejemplos de desarrollo intelectuales que han moldeado nuestro tiempo.

Derivado del Convenio de París para la Protección de la Propiedad Industrial (1883) y el Convenio de Berna para la Protección de las Obras Literarias y Artísticas (1886), el 14 de julio de 1967 los estados miembros de la Organización de Naciones Unidas (ONU) firmaron el Convenio para establecer la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), el cual tiene como objetivo proporcionar protección a nivel internacional respecto al uso y explotación de derechos de autor, marcas, patentes y diseños industriales o denominaciones de origen.

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En este sentido, a partir del año 2000, se decidió que el 26 de abril de cada año se conmemoraría el “Día Internacional de la Propiedad Intelectual” con el objetivo de sensibilizar a las personas respecto al papel tan importante que juegan las ideas, la tecnología y la creatividad en la resolución de conflictos, pero también en cuanto a la generación de riqueza y mejoramiento de la calidad de vida, gracias a la mejora o renovación de los instrumentos, metodologías y materiales que utilizamos día con día.

Para el año 2024, el lema que se ha decidido utilizar ha sido “Propiedad Intelectual y Objetivos de Desarrollo Sustentable: PI y ODS: Nuestro futuro común se forja con innovación y creatividad”. A lo que podemos agregar que nuestras ideas e innovaciones no sólo permiten solucionar problemas presentes, sino que nos abren los ojos a muchas otras nuevas situaciones y diferentes posibilidades de hacer lo mismo de otro modo. Ad astra per aspera.

El autor es auxiliar de investigación de la Academia IDH

@RemyCouteaux

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