Del odio al amor; el ciclo de enconos y alianzas políticas

Opinión
/ 25 octubre 2023

En Venezuela, hace apenas tres décadas, Acción Democrática y COPEI eran los partidos políticos tradicionales que contendían y/o se alternaban en el poder. Enfrentados, acudían a la contienda electoral con encono y calificativos fuertes. En Colombia, Conservadores y Liberales llegaron a las armas, para luego pactar la paz mediante alternancias concertadas.

En 1992, Bill Clinton derrotó a George H.W. Bush tras una dura campaña marcada por acusaciones serias. En México durante décadas se enfrentaron PAN y PRI, PRD y PRI, en una lucha por el poder que llegó a parecer eterna. En Argentina, hace apenas un periodo de gobierno, peronistas de Kirchner se daban con todo contra el partido que fundara el expresidente Mauricio Macri. Más recientemente, en Israel, la izquierda pedía la destitución de Netanyahu para contrarrestar su ofensiva contra la Corte Suprema.

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Para dejar testimonio de que este encono, que luego se transmuta en alianzas, no sólo sucede en el ámbito de la política electoral; hace algo menos de un año y hacia atrás, David Faitelson y André Marín pegaban apasionadamente contra todo lo que sonara a Televisa y al Club América.

Hoy, Faitelson y Marín trabajan para Televisa. En Venezuela, AD y COPEI; en Colombia Conservadores y Liberales, se han fundido en un nuevo grupo que, junto a liderazgos ciudadanos, se enfrentan a Maduro y a Petro, respectivamente. Los Clinton y los Bush hacen frente común contra Donald Trump. La dividida partidocracia israelí cierra filas junto a su adversario, Netanyahu. En México, PRI, PAN y PRD ya son aliados en el Frente Amplio por México y en Argentina se preparan para lo inevitable, unidos los otrora enemigos acérrimos tratarán de contener, en segunda vuelta, al impresentable populista de Milei.

Si seguimos rascándole, vamos a encontrar este mismo ciclo de enconos y alianzas, de país en país. Quizá con algunas variantes de tiempo, forma o fondo, parece ser una realidad que nos es común. Si invertimos más tiempo y espacio al análisis, seguramente encontraremos estos mismos fenómenos a lo largo de la Historia, antes sin redes sociales, hoy con ellas. ¿Hasta cuándo aprenderemos a llamar las cosas por su nombre? El enfrentamiento y el encono no es, no ha sido, ni será una cuestión de ideas, de principios o ideales; sino de intereses materiales concretos. Vistos así, se comprenden mejor, tanto los enconos como las alianzas.

En un análisis superficial, encuentro dos razones: En sociedades que por naturaleza son plurales, los acuerdos se dan en el centro. Las fuerzas centrífugas aparecen cuando ese centro no genera soluciones, no hace bien su trabajo o no mejora la calidad de vida de los ciudadanos.

Pero esa no puede ser la única razón, existen sociedades muy desarrolladas que padecen los mismos problemas. La prosperidad material no inmuniza contra los problemas de polarización, odio y encono; por el contrario, en ocasiones los exacerba. El egoísmo es un gran promotor.

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Algunas sociedades o personas necesitan buenos pleitos. El panorama está tan aburrido que necesitan aderezar la olla. Las redes sociales vienen pintiparadas para cocinar buenos pleitos, por eso se han convertido en una Plaza Pública donde todos vociferan y nadie, o casi nadie, escucha.

La Historia también ha demostrado que ese centrifuguismo se convierte en una imparable espiral de violencia que termina en guerras, mundiales o regionales y que se origina con una pequeña chispa. Así está el mundo hoy en día. La chispa prendió la mecha. Aún podemos regresar a la razón, pero para ello hay que reconocer el derecho del otro a estar y a existir y respetar el límite propio de respeto, escucha, tolerancia para no querer imponer como verdad absoluta una u otra visión de las cosas.

En España el electorado sigue insistiendo en no dar mayorías. Parece querer un acuerdo entre rivales. En Alemania, Chile, Polonia, más recientemente, parecen retornar a los caminos del centro. Algo han aprendido estos países de su historia. Dos grandes guerras y dictaduras feroces.

@chuyramirezr

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