Derrumbe económico anunciado

Opinión
/ 21 marzo 2025

No es una novedad ver los pronósticos de crecimiento económico que diversos organismos financieros han dado sobre México en los últimos dos días. Ya han dicho que el cero por ciento de crecimiento será la referencia “optimista” sobre lo que se espera para este 2025 y ya la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos se “atrevió” a decir que la severidad de la recesión hará un daño tan profundo como un decrecimiento de 1.3% anual. No solo eso, sino que para 2026 tampoco habrá posibilidades de salir adelante y volveremos a tener decrecimiento, esta vez de un 0.6%. Son muy malas noticias, pero no resultan sorprendentes porque justo pasadas las elecciones de junio de 2024 los analistas económicos, en su mayoría, dijeron que el exceso de recursos gastados para dar esa sensación de gran bienestar económico tendría que pagarse tarde o temprano, y llegó más temprano que tarde. La falta de gasto público y su efecto multiplicador están causando estragos en el sistema económico en su totalidad porque hay un faltante que se detecta a todas luces en la actividad cotidiana del país, el presupuesto para 2025 es el 93% del presupuesto de 2024 a tasa real. Recientemente el incremento de los montos y el plazo del crédito han aumentado de manera considerable. Entre los empresarios está la sensación de que sí hay negocio, pero no hay dinero.

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El país está entrando en una recesión que no será grave ni de grandes proporciones con caídas profundas del producto interno bruto más allá del 2% ni durará más de tres o cuatro periodos. Será un proceso recesivo de una economía maltrecha y malhecha. Maltrecha por los aranceles norteamericanos que están causando estrategos en dos grandes áreas, en la inversión productiva que se redujo 4.1% a tasa anual a diciembre de acuerdo con el INEGI, un mal resultado porque de aquí depende una parte importante del empleo futuro. Y por otro lado se han perdido 800 millones de dólares en mercancías detenidas en las fronteras de México con destino al vecino país del norte por día.

La economía está malhecha porque no tiene un fundamento productivo que sea capaz de resistir no solo lo que está sucediendo con los aranceles, sino que sea capaz de generar crecimiento por sí misma. Nuestra economía no atrae centros corporativos, sigue siendo maquiladora como desde hace 50 años. La educación es para seguir manteniendo este esquema y no desarrollar las nuevas habilidades que requiere el mercado laboral. Por ejemplo, las universidades siguen sin enseñar, al menos lo básico, en inteligencia artificial como sucede en otros países. Poco o nada, se han establecido esquemas para apoyar la localización de corporativos internacionales en México que fomenten el trabajo de alto nivel que hoy se tiene. Bajo este paradigma tradicional no hay manera de que nuestro país avance. El actual gobierno sigue buscando la manera de no hacer pagar impuestos a los que son sus grupos de interés y por consiguiente no hay posibilidad de una reforma fiscal integral para que más contribuyentes paguen y así incrementar la base, de tal manera que haya más dinero. La economía está maltrecha porque hasta los propios políticos son personas que se preocupan más por el poder que por servir a los ciudadanos, y no solo es cuestión de este sexenio, sino de muchos sexenios anteriores, de muchos partidos y no de uno solo.

Lo maltrecho de la economía pasa por la necesidad de ayudar a un grupo de mexicanos que por cuestiones de la informalidad no pudo cotizar en el sistema de pensiones y jubilaciones y por consiguiente depende de las dádivas del gobierno federal para poder subsistir. Es penoso depender de los “caprichos” gubernamentales cuando ese segmento de la población también trabajó y tiene un derecho.

Hablar del nearshoring como algunos habían dicho, que sería el salvavidas de la economía nacional, ya quedó en el pasado. Sin embargo, nuestro país tiene capacidades para que por sí mismo pueda salir adelante. No se trata de crear condiciones para operar en solitario, sino para establecer sistemas productivos completos en nuestro territorio que reduzcan de alguna manera, el impacto de los aranceles y pueden hacer de los productos mexicanos un esquema de comercialización exitoso. Habrá que rediseñar los esquemas de producción de comercio internacional para entender que en el pasado se podía utilizar la ventaja comparativa de un país para que cada parte del proceso productivo se hiciera en un lugar diferente, ahora eso no podrá ser posible ahora y necesitaremos nosotros mismos llevar a cabo todo el proceso productivo si queremos ser competitivos con los países de la región porque pensar en el mundo como nuestro mercado, es simplemente cosa del pasado, ahora hay que pensar nada más en la región. En el “mundo anterior”, el mundo viejo se trabajaba con producciones masivas, grandes volúmenes. Ahora se produce para unos cuentos en un puñado de países. Si las clases de economía no están equivocadas, al menos el precio será más alto y podremos recuperar un poco de lo perdido hasta ahora.

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México ya no será el mismo después de que la economía se sacuda todas las ineficiencias, siempre una crisis elimina a los improductivos, y quedan los mejores, aunque este hecho hace que se concentre la riqueza. Habrá más desempleo por un breve periodo en el que las empresas se adaptan a las nuevas condiciones operativas internacionales. Después, todo cambiará para crear un nuevo sistema económico que deberá ser más eficiente, porque de lo contrario el derrumbe será estrepitoso, y de allí sí, será muy difícil salir en el corto plazo. Es lo que tenemos, y es poco, pero no hay nada más para reconstruir una economía que tiene muchas carencias y la política no hace más que incrementarlas.

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