Desacierto para desconcierto con fin incierto

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Es cobro fronterizo.
Equivale a sanción, a castigo. Es actitud punitiva frente a lo que se clasifica como pecado de omisión.
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Se sanciona una supuesta insuficiencia de medidas que impiden lo que llaman allá “invasión” de fentanilo y de migrantes, acusados de criminales.
No se menciona la invasión de armas de allá para acá para que los delincuentes puedan seguir ejerciendo su violencia asesina.
TORPE GUERRA
La torpe guerra arancelaria es un repartirse daños recíprocos. Se intenta así que los países vecinos actúen como castigados, no como motivados. No estímulo para ganancia sino pellizco por supuesta complicidad con maleantes.
Es una forma de simulación que trata de evidenciar la culpabilidad ajena, ocultando la propia. El caricaturista de VANGUARDIA, James, dibujó jarros llenos con los planes, listos ya, de reacción del Poder Ejecutivo, “zocalizados” con mitin dominguero, con todo un abecedario de posibilidades.
En el ajedrez del comercio internacional se desatan los jaques. Hay piezas que amenazan con matar si no se da el cambio deseado. Los coloquios -en oficina oval- intentaron ser diálogos pero solo fueron algarabía de sordos parlachines.
Alto al fuego, sí; pero entregando al mediador tierras valiosas, como pago por armas recibidas. En este país nuestro se inventan ya y preparan reacciones homeopáticas de certera pequeñez, que parecen cosquillas; pero hacen saltar al agresor.
ASFIXIA GENERALIZADA
Todo mundo a cobrar con misiles arancelarios para derretir baraturas planetarias, soplando fuerte para mayor inflación, irrespirable para todos. Se cobra para mandar. Todo lo que te beneficie se encarecerá. El caminar juntos se cambia por el afán de llegar primero, bloqueando el avance ajeno. Ya no libre comercio sino succión de divisas, con cautiverio de oportunidades.
El CONTRASENTIDO
Expulsar, cobrar, exterminar son verbos que estrenarían conjugación, Lo tuyo acá será caro para que nadie lo compre o dejes de enviarlo. Guerra de todos, con pérdida de los que cobran y de los que pagan. El ciudadano de los Estados -ya no tan Unidos- paga la guerra perdida de su mandatario.
Todo esto es cierto y produce desconcierto porque es un desacierto que estrangula el decantado “sentido común” como si fuera el menos común de los sentidos. Faltó sentido autocrítico. Se alejó el saludable sentido del humor, que corrige riéndose de sí mismo.
Claudia, con cerebro gélido y palabra suave, logra de Donald aplazamiento de aranceles para próxima confirmación o excepción abrileña.
TÉ CON FE
-¿Por qué la comunicación se convierte en polémica y condenación?
Tal vez se deba a que es fácil fijarse en la paja que trae alguien en su ojo, sin notar la viga que hay en el propio.
La autocrítica ha de preceder a la crítica.
Y solo el fruto prueba la bondad del árbol que lo produce.
Solo del corazón sincero brotan las palabras sabias que, al llegar a la boca, se verbalizan para hacer bien a quien las escucha...