Desarrollo social, desarrollo moral... de Kohlberg a Trump
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No podemos evadir el entorno en el que hemos crecido y nos hemos desarrollado. ¿Y la persona es responsable?
Uno de los autores más importantes que aborda el tema del desarrollo de la persona que aprende es Piaget. Él afirma que los procesos sociales son secundarios, lo moral es lo básico. Para Vygotsky, los procesos sociales que viven las personas son cruciales; afirma que el niño vive un proceso de internalización, llamado intrapsicológico, en el que se apropia del conocimiento del adulto y lo integra a sus estructuras de conocimiento.
Siguiendo a estos dos autores –clásicos en temas de aprendizaje–, no sólo es importante el desarrollo cognitivo –la forma como se internaliza la información o el conocimiento que va adquiriendo la persona–, sino también lo social, lo moral y lo ético. En concreto, cómo interactúa, la forma como lo hace; los valores que pone en juego, es decir, la valoración que da a las cosas, a todas las cosas; los códigos normativos que le aparecen en la medida en que va creciendo; la manera en que debe verse lo acordado, aunque nosotros no lo hayamos acordado.
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Se trata de que entender que las normas no las pongo ni las debo hacer yo. Las normas surgen de ponernos de acuerdo todos los que somos parte de ese pequeño mundo, que luego en la medida que crece se vuelve más complicado. En ese sentido aparece la ética, donde la persona se complicará porque no sabe vivir en comunidad, porque no tiene en cuenta lo que le une, sino que sigue creyendo que el mundo gira alrededor de él.
Lo moral es lo privado; lo ético es lo público. Esto lo posibilitan nuestras interacciones sociales y la forma como vivimos en esa sociedad. Todo eso lo internaliza la persona –lo cognitivo– y así es como aparece y actúa entre los demás. ¿Dónde vivía?, ¿cómo vivía?, ¿con quién vivía?, ¡con qué códigos se conducían?, ¿qué tipos de acuerdos hacía?, ¿lo respetaba o no? De todo eso hay que felicitar o reclamar a los padres, a la escuela, a las iglesias, a los medios de comunicación, en fin, como se denomina en la educación, a los agentes socializadores. Es decir, no podemos evadir el entorno en el que hemos crecido y nos hemos desarrollado. ¿Y la persona es responsable?
Erikson dice que el desarrollo psicosocial se da en ocho etapas y que en cada una de ellas se logra resolver un conflicto, una crisis, para avanzar a la siguiente etapa; si el proceso de socialización se atora y se pervierte porque los individuos arrastran conflictos no resueltos desde la niñez, todo se complica y se complicará a su alrededor (como comentario, de los 40 a los 60 años es la etapa 7 que denomina generatividad vs. estancamiento). O construye y pone al servicio de quien le rodea todas sus capacidades o simplemente lo echa a perder todo. En otras palabras, después de los 40 años se espera muy poco de las personas.
Abraham Maslow, por su parte, dirá que para desarrollarnos se requiere haber consolidado ciertas necesidades. Habla de necesidades fisiológicas (comer, beber, dormir, cuestiones básicas), de seguridad (física, de recursos, de salud, de protección), de afiliación (amor, afecto, identidad), de reconocimiento (respeto, sentimiento, confianza, libertad, autoestima) y de autorrealización (creatividad, resolución de problemas, plenitud); nos habla de una jerarquía de necesidades de desarrollo y que cuando algunas personas no se han desarrollado o no se han satisfecho, quedan estancadas en la búsqueda de su consolidación.
Entre los autores que hasta aquí se han citado, la mayoría abordan la temática del desarrollo social, algunos como Piaget tocan el tema del desarrollo moral, pero quien hace uno de los más grandes aportes en este sentido es Lawrence Kohlberg –por supuesto, muchos lo han desestimado– porque es en este apartado donde el individuo toma las decisiones que afectarán su futuro y el de la sociedad en la que vive.
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Los estudios de Kohlberg (citado por Barrios, Fino y Rodríguez, 2021) indican que el desarrollo moral procede en tres niveles y seis etapas, a saber: el nivel preconvencional, donde los juicios y las decisiones se basan en las necesidades y en las percepciones de los individuos, de aquí surgen dos etapas donde bien se asocia lo que establece la autoridad y lo moral, determinado por los propios intereses. El siguiente nivel es el convencional, donde los juicios y las decisiones se basan en las aprobaciones de los demás; aquí también hay dos estadios más, uno donde el individuo no sólo vela por el bien personal, sino también por el del grupo cercano. Finalmente, viene la etapa postconvencional, donde los juicios y las decisiones se basan en principios de justicia. De aquí surgirán los últimos dos estadios; uno donde se da la idea del beneficio del mayor bien, para el mayor número y la capacidad que debe de tener el individuo de que, ante cualquier conflicto, se debe de tener la capacidad para buscar soluciones.
La intención de este repaso por los dominios de la educación y de la psicología educativa es simplemente hacer un análisis comparativo entre lo que cada uno de los autores aquí citados –Piaget, Vygotsky, Erickson, Maslow y Kohlberg, aunque hay muchos más– afirman de la persona y de su desarrollo social y moral. Le pido vuelva a recomenzar el artículo y que ahora coloque como sujeto de estudio y de comparación de estos aportes al presidente de los Estados Unidos de América, después saque sus conclusiones. Así las cosas.