Dicen los hombres jóvenes que las mujeres mayores somos sensuales, que no andamos con juegos, y que tenemos experiencia
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“Ella es libre”. Eso y muchas otras cosas dicen algunos hombres jóvenes de las mujeres mayores. Siempre hemos visto casos de hombres mayores que se casan con o tienen novias mucho más jóvenes que ellos. Pero desde José José, se habla poco de la situación opuesta. Soy una mujer mayor, y sí se me han acercado hombres más jóvenes. Al principio mi “deber ser” me alejaba de esas situaciones. Un día decidí preguntarles a esos hombres qué buscaban en una mujer de mi edad. Claro está que la mayoría no buscan una relación estable, pero sí un tipo de acompañamiento distinto a lo que pueden esperar de mujeres de su edad.
Me han dicho que soy, y somos, sexuales y sensuales. Que sabemos lo que queremos, que no andamos con juegos, que tenemos experiencia. Han hablado de la seguridad que tenemos. Dicen que somos pacientes y que sabemos entenderlos. Hablan de la sabiduría y de lo maternal que podemos llegar a ser.
También hay hombres que buscan “Sugar Momma”. Y otros que creen que las mujeres mayores que vivimos solas estamos “necesitadas”. No encuentro bronca con ninguna de las dos ideas, aunque la segunda es reflejo de un ego narcisista que prefiero evitar.
Tardé mucho en borrar de mi mente que la edad tendría que ser factor determinante en una relación. Ahora escucho las necesidades del otro que se me acerca y lo que proyecta en mí. También miro hacia adentro, a lo que yo proyecto en la gente joven. Hay una anécdota familiar. Mi hija estaba en reunión con sus compañeros de prepa, ya cuarentones todos. Preguntaron por una compañera y mi hija dijo, “Sí, es escritora y tiene un bar”. Le preguntaron si la había visto y respondió, “No, es amiga de mi mamá”. Y mi vida ha sido así.
La edad es relevante, dependiendo de cómo decidimos estar. En nuestra mejor versión, las mujeres mayores somos libres, liberales, sexuales, sensuales, maduras, abiertas, seguras, con experiencia, pacientes, pensantes, comprensivas, coquetas, sabias, con aplomo, y maternales. No parece tan extraño que nos buscan los jóvenes. Y por mí, ¡bienvenidos!