Doña María Elena Larrea de Rivero, epílogo y legado
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Doña María Elena Larrea Peón de Rivero falleció el 24 de enero del 2023 a los 96 años de edad en la ciudad de Monterrey, Nuevo León. Ascendió a la patria celestial, a reunirse con su amado esposo don Francisco Rivero Schneider, ejemplar matrimonio que este columnista conoció en la adolescencia, en Parras de la Fuente. Asimismo, a esa corta edad conocimos, a doña Nelly Peón Bolio, la madre de doña María Elena, en su edificio de la colonia Roma, de la Ciudad de México, cuando su aventurero nieto Alejandro se atrevió a imitar la ocurrencia de su abuelo don Antonio Larrea Pina que, siendo adolescente, escapó de un colegio de Marsella, Francia.
Don Antonio Larrea Pina, miembro de la familia más encumbrada de Cuba, y doña Nelly Peón Bolio, de una prominente familia yucateca, fueron los padres de doña María Elena de quienes heredó más que bienes materiales, una excelente educación y cultura.
Y claro que los bienes materiales importan, pues sin ellos hubiera sido difícil que doña María Elena estudiara en Canadá, Estados Unidos y Europa, y su hermano Antonio, en Yale University. En su amena biografía poco menciona la riqueza de las familias Larrea y Peón. Más bien denota fastidio por el lujo excesivo y la frivolidad social. “Era un mundo muy lujoso y bastante superficial que no coincidía con los valores que me inculcaron las monjas canadienses en mi educación”. A doña María Elena nunca le molestó trabajar ocho horas diarias en una tienda de Nueva York, o actuar en la película “The Wild Bunch” de Sam Peckinpah. Es obvio, pues que doña María Elena tenía esa virtud de la humildad que adorna a las grandes personalidades que trascienden a lo sublime, perenne y eterno.
Y en sus memorias, el ingeniero don Francisco Rivero Schneider, amigo, novio y esposo, ocupa un lugar muy especial. Recuerda vivamente cuando lo conoció en la iglesia Santa Teresita de las Lomas de Chapultepec; sus meses de noviazgo y cuando le pidió matrimonio en una excursión al Nevado de Toluca. “Fueron 47 años de un matrimonio maravilloso, pleno y feliz”.
Y los agradecimientos con la vida son conmovedores.
“A Dios, por darme la vida y una hermosa familia. A ‘Paco’, mi marido, que me dio tanta ternura, felicidad y una familia grande con la que siempre soñé. A ‘Pancho’, la alegría de mi primer hijo. A mi hijo Fernando, por su cariño y hacer posible este libro. A mi hijo José Antonio y a Lupita, por darme techo al final de mi vida. A mi hija Eleen por su paciencia y cuidados. A mi hijo Alejandro y a Maru, por la alegría que me dan. A mi hija Macarena y a Ernesto, por brindarme su casa. A mi hijo Manuel y a Sara, por todos los recuerdos y paseos en Parras. A mi hija Regina, por su compañía, paciencia, cariño y amor. A mi hijo Roberto y a Gaby, por estar atentos a mi necesidades y anhelos. A mi hija Mariangel, por su inmenso cariño y colaboración. A mi hijo Luis Felipe, por sus oraciones diarias que me llenaron de paz y alegría. A mis nietos y bisnietos, a quienes espero transmitir valores y amor para las futuras generaciones”.
Descanse en paz doña María Elena, junto a su esposo don Francisco y su hijo ‘Pancho’, más allá del sol.
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