Ejercer el poder (3): Peso Pluma
Muchos, hartos comentarios me han llegado y me siguen llegando con motivo de esta saga, la cual, en honor a la verdad, no tenía contemplada: el poder. Ejercer el poder. De cualquier tipo, peso y pelaje. De hecho, esto de escribir es eso: ejercer el poder de la pluma sobre el papel. Tratar de influir (¡ja! Triste mi lamento hoy cuando ya nadie sabe leer) o de señalar o de criticar o de poner el dedo en la llaga en las decisiones de nuestros políticos y empresarios, los cuales pues sí, tienen todo el poder. Su bota y zapato sobre nuestra yugular de ciudadanos.
Hartos comentarios me han llegado. A favor o en contra. Pero de eso se trata: nutrirnos mutuamente. Confrontar nuestras ideas, tomar lo positivo y lo que sea basura, desecharlo. Siempre con un claro y genuino respeto al “otro”, a esa otredad de la cual ya nadie habla. Y todo, todo está por pensarse, por escribirse, por analizarse. Todo. Hasta lo más nimio... que no lo es. Este muchacho ejerce más influencia y tiene más presencia que cualquier político. Es un cantante, digámosle así, es un “cantante” que, cuando canta, cuando besa a una mujer, cuando se pone una nueva playera, cuando usa una nueva joya... el mundo arde. Se llama Hassan Emilio Kabande Laija.
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¿Le suena? ¿No? Es Peso Pluma. Y, en menos de tres años de “trayectoria”, es un cantante de los más escuchados en las plataformas digitales con eso llamado “música regional” mexicana. Estereotipos, etiquetas que impone el mercado para vender e imponer criterios y seguidores. Les sale muy bien por lo demás. Si lo resumimos en una sola frase, su música es basura. Peso Pluma es actualmente el líder en la lista global de reproducciones de Spotify con más de 50 millones de reproducciones.
Y como vende e impacta, y los gringos saben de eso, le acaban de regalar su primer trofeo “Grammy” (ya tan desprestigiado hoy, ¡puf!). Se lo regalaron por la siguiente etiqueta: su producción “Génesis” fue premiada como “Mejor Álbum de Música Mexicana”, pues sí, lo que eso signifique hoy en día. O bien, lo que los gringos digan que es música regional mexicana. O música mexicana. Ellos etiquetan, compran y venden. ¿Usted ha escuchado a Peso Pluma? Basura. Mierda. Sólo eso. Y es lo que consumen los jóvenes, sean universitarios o no.
Aquí se lo conté en su momento el año pasado: en Piedras Negras, el 30 de mayo, un niño de 11 años se colgó porque su familia le prohibió escuchar la música vomitiva del galardonado Peso Pluma, “artista” amamantado en las redes de internet y fenómeno mediático, el cual pronto será desplazado por otro fenómeno. El niño se llamaba Yerick “N”, y al dejar el recado póstumo dijo o se autonombró como ser él mismo Peso Pluma. Ergo: ¿Para qué ir hoy a la escuela primaria, secundaria o profesional? Pues para nada. Es perder el tiempo. Literal.
El joven Peso Pluma apenas tiene 23 años o 24 años, genera millones de dólares en sus presentaciones con su música, y cuando viaja a los Estados Unidos lo hace en un auto Rolls-Royce negro, blindado. Tiene como auto de cabecera una camioneta Lamborghini Urus de alrededor de 5 millones de pesos. ¿Para qué y por qué ir a la escuela a perder tiempo cuando a la mano y sin aspavientos se puede acceder a lo anterior?
ESQUINA-BAJAN
Por eso, por esto, como medio de manipulación de masas, la exjefa de Gobierno o alcaldesa de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, favorita de Andrés Manuel López Obrador rumbo a la Presidencia de México, programó recurrentemente conciertos en la plancha del Zócalo capitalino. Al pueblo, decían los romanos, pan y circo. ¿No hay pan? Dales a “Grupo Firme”, Peso Pluma y te aplaudirán.
Andamos cortos de hombres, muy cortos de hombres. Andamos cortos de héroes. No hay. ¿Heroínas? Menos. Es aquella teoría (me van a caer a palos, pero no importa. Creo en lo siguiente. Siempre creo y apuesto a mis ideas y lo que escribo): los grandes hombres de la política, los que hicieron de la política un arte y guiaron con ojos de felino a sus pueblos, son los ya famosos “machos alfa”, una especie de “biología del liderazgo” (Gerardo Laveaga “dixit”) identificada por los investigadores Rudolf Schenkel y David Mech en alusión al “Síndrome de Urbach-Wiethe”.
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¿Cuáles son las características de estos grandes hombres, de estos humanos excepcionales en la humanidad, de estos líderes como se les dice hoy? Sí, como Eduardo I, Justiniano, Jesucristo, Alfonso X, Trajano, Julio Mazarino, Gaetano Mosca, Enrique IV, Nelson Mandela... A decir del maestro Laveaga, tenían una energía descomunal “producto de su biología”; tenían, y a mares, testosterona, noradrenalina y cortisol. También cierto grado de calcificación de su amígdala, por lo cual, “no sentían miedo”.
¿Hoy? Hoy no tenemos hombres, ni héroes, sólo esperpentos que se alimentan y mueren en la red de internet. El principal, Andrés Manuel López y su hijo fallido, Samuel García de Nuevo León. ¿Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez? Un claro ejemplo para no votar por ellas. Ni fu, ni fa.
LETRAS MINÚSCULAS
“No acusemos de inmoralidad al gran político”, escribió José Ortega y Gasset. El poder se arrebata, nunca se cede. Ser o no ser. Es la cuestión. Dijo William Shakespeare. En fin. Mucho por explorar.