¿El 2023 fue un mal año?

Opinión
/ 30 diciembre 2023

Contar los días y las horas, para fijarnos una idea del tiempo y darle sentido a nuestras vidas, ha sido siempre una obsesión humana. Desde siempre, el fin y el comienzo de los años se organizaban y se siguen organizando en torno a eventos agrícolas, astronómicos y religiosos. Han sido alrededor de 4 mil 570 millones de ocasiones en que la Tierra ha completado el movimiento de traslación, ese que nos hace orbitar alrededor del Sol impulsados por la gravitación.

Fue hace mucho pero mucho tiempo en que los humanos celebraban el comienzo de una nueva era, de un nuevo año. En Babilonia, el inicio del año coincidía con la primera luna nueva después del solsticio de invierno, y una gran fiesta religiosa a la que llamaban “Akitu”. En el antiguo Egipto, el año comenzaba con la inundación anual del Nilo, coincidente con la aparición de la estrella Sirio o Alfa Canis Maioris.

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En la Roma antes del Imperio, Rómulo fundador de la ciudad eterna, impuso un calendario solar que constaba de 10 meses: 6 meses de 30 días y 4 más de 31, celebrando el año nuevo el día 304; después el rey Numa Pompilio agregó los meses de enero y febrero. Pero al pasar de los siglos, ese calendario cayó fuera de sincronía con el Sol, siendo hasta el año 46 a.C. cuando el gran Julio César resolvió el problema consultando a astrónomos y matemáticos. El calendario Juliano funcionó por más de un milenio. Era el tiempo en que el primero de enero se honraba a Jano, dios romano de todos los comienzos y finales, cuyas dos caras le permitían mirar hacia el pasado y el futuro.

Pero tras el triunfo del cristianismo, el inicio de año se movió a fechas de alto significado religioso como el 25 de diciembre. Fue entonces que, a iniciativa del papa Gregorio XIII, se restableció el primer día del año al primero de enero, instituyéndose así el calendario gregoriano por el cual se rigen hoy día la mayor parte de los países.

Hoy, ya todos sabemos que el año que termina le tomo 365 días, 5 horas y 57 minutos, y es por estas horas adicionales la razón por la que cada cuatro años añadimos a febrero un día, nombrándolo año bisiesto. Termina un año más e inicia uno nuevo.

Así es como primer segundo del primer minuto de la primera hora del primer lunes, inicia el año 2024 de la actual era y, al igual que Jano, podremos mirar al pasado imaginando el futuro; pensar lo que hicimos bien y mal. Dispondremos de la gran oportunidad de cambiar, de vivir y de disfrutar con intensidad de nuestras cortas vidas. Pero no espere milagros porque el nuevo calendario no disolverá los espectros de nuestros males, seremos los mismos, quizás solo más viejos.

El Sol saldrá como siempre por el oriente y tendremos los mismos vicios y defectos y, con algo de suerte, las mismas virtudes. Y nada me agradaría más que decirle que con este nuevo año, todos sus anhelos y propósitos se cumplirán y que todo saldrá a la perfección, pero lamentablemente no será así.

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El próximo año será, como todos los anteriores, mezcla de buenos y malos momentos, de alegrías y tristezas, de risas y de llantos, de amor y desamor. Y aunque agotados por la rutina y los aspectos negativos, de una cosa tiene que estar seguro: el siguiente año pasará más rápido que cualquier otro, pues al tiempo no se le puede retener o detener. Y es que a partir de cierta edad los días parecen eternos, pero años se pasan volando, así que disfrútelo al máximo, pero sin perder de vista las pequeñas y grandes maravillas de la vida, como son el amor en cualquiera de sus expresiones, el beso de un hijo, la plática con los amigos, disfrutar los regalos diarios que nos dan el universo y la naturaleza, y de la evolución de cientos de millones de años: nuestro cuerpo.

Aprovechemos el año nuevo para hacer la ocasión perfecta de perdonar y ser perdonados, el año de las segundas oportunidades, de los nuevos comienzos, dejando de lado aquello que nos lastima, de cumplir pequeñas metas, de ser un poco más compasivo. ¿Fue el 2023 un mal año para usted? Piense en el enfermo, quien perdió algún ser querido, en el que no tiene ni lo mínimo para pasarla mañana por la noche y entonces se dará cuenta de que el 2023 fue un año extraordinario. Así pues, celebremos a la vida, porque estar aquí bien ha valido la pena; y quién sabe, quizás con algo de suerte y mucha preparación, las cosas nos puedan salir mejor ¡Feliz año nuevo!

@marcosduranf

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