El camino de monseñor Hilario González, séptimo obispo de Saltillo, de cuatro años para acá
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Una vez ocupado el obispado, monseñor Hilario implementó líneas de acción operadas por personal afín para ir modificando los dictados impuestos por monseñor Vera, con el fin de que el ambiente se fuera despresurizand
Cuando el papa Francisco designó a monseñor Hilario González García como séptimo obispo de Saltillo, debido a la renuncia, por edad, de monseñor Raúl Vera, llegaron con él aires más respirables que han envuelto a la administración territorial que circunda la Diócesis, cesando las turbulencias que desataba el anterior jerarca, quien en sus homilías ponía foco en terrenos políticos, incitando a la feligresía a que hiciera frente a las actitudes del gobierno, por lo que le dedicaba menos tiempo a predicar la palabra de Dios.
Una vez ocupado el obispado, monseñor Hilario implementó líneas de acción operadas por personal afín para ir modificando los dictados impuestos por monseñor Vera, con el fin de que el ambiente se fuera despresurizando y tomara caminos más serenos y más apegados a los mandatos de la iglesia. Hoy en día el contexto social ha hecho que prevalezca el relajamiento de los valores con resultados poco favorecedores.
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Esas líneas, una vez puestas en marcha, lograron empezar a dar frutos, dejando para él −como debe ser− el camino que ha manejado con atingencia diplomática en sus encuentros con la autoridad civil, madurando las relaciones y dejando de lado los arrebatos a los que nos tenían acostumbrados.
Ahora que las aguas han ido fluyendo mansas, desestimulando los roces que puedan colisionar con el sector oficial, observamos que el obispo ha procurado mayor presencia en actos de gobierno, donde es visto con respeto y amabilidad. Es de celebrarse esa postura tersa de comunicación, pues es de interés saber que no se tiene por qué estar riñendo, ya que los encuentros entre ambas partes deben verse con las mismas compartidas posiciones de respeto, emulando los criterios establecidos por la Iglesia universal, de navegar en situaciones que sean más transparentes y directas sin perder el punto de vista de cada uno de los segmentos y privilegiando la verticalidad. Son dos hemisferios, la parte de lo terrenal y la parte de lo espiritual, de la comunión con Dios, que es el alimento que se convierte en vida. Vida sana.
Nos hemos dado cuenta de que monseñor Hilario tiene poca aptitud para la contemplación, pues se ha impuesto una labor necesaria y ardua que, con o sin sotana, ha demostrado que empuja el trabajo pastoral de la Diócesis que no permite tregua. Y que, de acuerdo con los cambios que ha impulsado en la institución, ha inyectado una fuerza que ha infiltrado sobre la feligresía, contribuyendo a darle mayor ímpetu, pues con su presencia ha acentuado la esencia de la espiritualidad, cuya base es la humildad y la hermandad, como lo dijo Jesús.
Cabe recordar a Morris West en su celebérrima obra “El Abogado del Diablo”, cuando escribió “La Iglesia es clásica. Son los románticos los que piden excesos y brillanteces”; es cierto. Ahora son otros tiempos en que la humanidad ve de reojo el trabajo de la iglesia, por lo que hay que trabajar con ahínco remarcando y cumpliendo con los valores que nutren el espíritu, pues recordemos que somos un espíritu encarnado.
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Es cierto, los sacerdotes son hombres como todos los demás, que son sacerdotes por elección porque fueron impregnados de una vocación siguiendo la señal, y que dentro de la normatividad de aquellos tiempos, donde prevalecían otras circunstancias y otros propósitos muy distintos a los de ahora, les impusieron un celibato que no es dogma. ¿Por qué reglamentar legislando en contra de la naturaleza humana? Eso no es humano, es mutilar una de las funciones consustanciales al ser humano.
El sentimiento de la atracción entre géneros se da, no tiene la culpa la persona, no es si se quiere o no se quiere, simplemente se da. Es espontaneidad pura. Y Dios lo bendice. No sé de pábulo, a que miembros de la Iglesia abracen la pederastia en medio del escándalo o que secretamente conjuguen otro camino paralelo al ya andado dentro de ésta.
Se lo digo EN SERIO.