El ciudadano en el proceso electoral 2024; la inseguridad, el tema que más preocupa (2/2)
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La semana pasada nos referimos a los ciudadanos y la aprobación al Presidente de México. Ahora vayamos a los temas que más preocupan a los mexicanos. La encuesta de Reforma preguntó cuál es el principal problema que aqueja al país hoy en día, las respuestas señalan: Salud 0%, Corrupción 10%, Economía 11%, Inseguridad 67%.
No creo que debamos leer estos porcentajes en el sentido de que no preocupan la salud, la corrupción o la economía; más bien parece que los gravísimos problemas de inseguridad rebasan todos los parámetros y no hay manera de establecer comparación alguna.
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Cuando gracias a la incapacidad-complicidad gubernamentales la vida de las personas pende del azar, cuando la zozobra de las comunidades y familias es una experiencia cotidiana, cuando la integridad física y mental de las personas, incluidos los menores de edad se encuentran cotidianamente amenazados, cuando de un momento a otro los bienes pueden convertirse en botín de terceros; en suma, cuando la autoridad no puede garantizar al pueblo niveles mínimos para la convivencia y el desarrollo personal, no hay nada que pueda compararse con este problema. No hay alternativa posible donde impera el dilema de plata o plomo.
Existen además razones de fondo que explican el lugar secundario que ocupan en la mente de los entrevistados la salud y a la corrupción, por un lado, y la economía, por otro.
La salud pública siempre ha sido un desastre, los buenos médicos y enfermeras del sector salud hacen milagros con lo poco que tiene a su disposición. El mexicano común lo sabe, sólo acude a los servicios públicos de salud cuando no le queda de otra, para una cirugía importante, previamente planeada, o cuando su padecimiento no es urgente y puede acoplarse al paso de tortuga que acostumbran en el sector. Para todo lo demás, existen varias opciones: consultar en las farmacias, echar mano de los ahorros, apelar a la colecta solidaria y otros mil malabares para acceder a una salud privada, que tampoco asegura un buen servicio o atenciones de lujo. Pero sí existen opciones privadas de salud, onerosas o no, de atención populares.
La corrupción, ya no sorprende. Ha sido normalizada. Escandalizó que Enrique Peña Nieto dijera que la corrupción es un fenómeno cultural, todo indica que lo es, eso no significa que todos los mexicanos sean corruptos, más bien significa que el sistema de Gobierno y de partidos se sostiene sobre un eje corrupto y corruptor. La corrupción brinda incentivos para todos. Ya nos acostumbramos y no parece existir salida, y así será mientras no se trate a la corrupción como delito y no se cuente con un sistema de justicia penal eficaz para enfrentarla junto con todos los demás delitos. La impunidad sigue siendo el gran blindaje para la corrupción.
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La economía constituye el problema más sobrediagnosticado, especialmente porque sobran a la oposición expertos en la materia, aunque le falten en seguridad. Los que se vendieron como expertos se encuentran en la cárcel.
A mi entender, el gran error de la oposición y sus expertos fue anunciar a los cuatro vientos que el gobierno de López Obrador nos llevaría a una crisis sin precedentes. El peligro para México, el Hugo Chávez mexicano. Lo cierto es que nada de eso sucedió. En el peor de los casos, la economía está igual que cuando gobernó la ahora oposición.
Quizá haya más corrupción que antes o más ineptitud, que en los números finales se remedia con el draconiano austericidio de López Obrador o con la ola de inversión extranjera que ha motivado el nearshoring. Se equivoca la oposición si piensan ganar con la bandera económica, los números lo dicen, no es por ahí. Es la seguridad, pero en ese terreno, no tienen propuesta.