El deporte mexicano y la eterna espera por un milagro
COMPARTIR
Estos últimos días el mundo deportivo se centró en los Juegos Olímpicos de París, donde México ganó cinco medallas (tres platas y dos bronces). ¿La cosecha es buena o es mala? Siempre se ha dicho que para el apoyo que se le da a los deportistas, es buena; pero también hay quien dice que para la cantidad de habitantes en este país, es mala.
Países como Serbia, por ejemplo, con 7 millones de habitantes, tiene quizá el mejor tenista de todos los tiempos en Novak Djokovic y al que quizá es actualmente el mejor basquetbolista, Nikola Jokić. Serbia ganó en esas disciplinas, oro y bronce, respectivamente.
TE PUEDE INTERESAR: Hundimiento, otro costo más de la feroz agroindustria en La Laguna
Desde que recuerdo, en cada justa olímpica existen los mismos reclamos, pretextos, conformismos, señalamientos y mirada hacia un futuro que no llega. Cada cuatro años se espera por un milagro: porque el chino tire mal su clavado, porque sancionen a un marchista, porque sople el viento a la flecha de la coreana, porque un deportista venza a otro para que el mexicano entre a repechaje o simplemente porque la atleta mexicana tenga un día iluminado.
Cada cuatro años se compite como nunca, aunque se pierde como siempre. Cada cuatro años nos volvemos expertos y criticamos las calificaciones de jueces o la falta de arrojo de un mexicano.
Cada cuatro años se vuelve a señalar la falta de apoyos al deporte: que nos les dan sus becas, que es poco dinero, que se tuvieron que pagar sus uniformes, que hicieron una rifa para pagar el avión en alguna competencia, que tal o cual federación no apoyó, que está peleada tal federación con la Conade, que la Conade no reconoce a una federación.
El badmintonista, Ramón Garrido, declaró en estos juegos que tuvo que pagar de su bolsa la preparación porque la Conade no lo apoyó.
Después leemos o escuchamos comentarios como “está joven”, “son sus primeros Juegos Olímpicos”, “tiene un futuro prometedor”, cuando ese futuro sí llega para los japoneses, chinos o norteamericanos que ganan medallas con 17, 18, 19, 20 años.
En 2012, Guillermo Sheridan publicó un artículo titulado “El futuro como materia prima”, en Letras Libres, en el que destaca el uso del futuro en los discursos de los expresidentes del país. Para los presidentes siempre se trata de un “proyecto a futuro”, pero cada seis años se repite lo mismo.
El mismo ejemplo se puede trasladar al deporte mexicano. Cada cuatro años se habla de lo que se tiene que hacer, de las estrategias, de los planes, pero ni las estrategias ni los planes llegan. Es un horizonte inalcanzable, un futuro que se queda en las palabras, pero nunca en las acciones.
La realidad es que no existe una política de Estado que impulse, apoye y arrope al deporte. Si la hubiera, jamás escucharíamos que un presidente destinará a los deportistas olímpicos, recursos que supuestamente le regresó Estados Unidos al Gobierno mexicano. Lo anterior por el mensaje del presidente López Obrador por el caso del dinero del extesorero de Coahuila, Javier Villarreal. Es decir, un deportista no tendría que esperar por migajas.
AL TIRO
Cada cuatro años decimos que es un milagro que los deportistas mexicanos participen y, más todavía, que ganen. Es un milagro que sin estructura, ni recursos ni una política de Estado para fomentar y apoyar a los deportistas de alto rendimiento, se tengan resultados.
Quizá por eso cada cuatro años festejamos como nuestras algunas medallas olímpicas que ganan los deportistas. Porque sabemos que para lograrlo se enfrentaron al monstruo de la corrupción, la burocracia y la carencia.
TE PUEDE INTERESAR: ¿Qué es un Diploma Olímpico y por qué es importante en los Juegos Olímpicos? Esta es la razón que lo hace tan especial
Al concluir los Juegos Olímpicos quedarán enterrados los deseos, discursos y planes para el “futuro” del deporte mexicano. No habrá ninguna política ni directriz para mejorarlo.
Y regresaremos a la espera de otro milagro: el famoso quinto partido.