El dilema de Claudia Sheinbaum: desmarcarse de AMLO... o no
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A lo largo de la historia de México hemos tenido dos tipos de presidentes, los primeros son los que se han asumido como tales y han ejercido el poder público, independientemente de si ese ejercicio ha tenido buenos o malos resultados, mientras que el segundo grupo son los mandatarios que han tenido el papel de títeres, que obedecieron a un caudillo o grupo, en lugar de a su propia conciencia.
Nadie niega que el triunfo de Claudia Sheinbaum fue gracias a Andrés Manuel López Obrador, pero a partir del 1 de octubre ella será la presidenta y no creo que quiera pasar a la historia como un instrumento de AMLO, en donde él siga tomando las decisiones, y mande el mismo grupo de poder.
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Dicho lo anterior de otra forma, Claudia Sheinbaum tiene un dilema: por un lado, guardar fidelidad a su padrino, bajo pena de ser una presidenta sin autoridad o romper lazos con el mismo y mostrar un estilo propio de gobernar, que se diferencie de su antecesor.
En lo personal, pienso que será la segunda opción, de hecho, creo que para que sea evidente tendrá que romper públicamente con AMLO y que lo hará aplicando la fórmula de Ernesto Zedillo, iniciar un proceso en contra de un familiar del hoy Presidente, por ejemplo, encarcelar a uno de sus hijos por temas de corrupción, tal como lo hizo Zedillo con el hermano de Carlos Salinas de Gortari: Raúl.
Ello aniquilaría el legado de AMLO, porque si de algo se ha jactado estos años, es que él no es corrupto, sin embargo, existe una abrumadora evidencia de que su entorno generó una gran red de corrupción, que puede hacer cambiar la narrativa y quedar para la historia como un Presidente corrupto, tal como le pasó a Carlos Salinas de Gortari, que era sumamente popular en su mandato y al terminar quedó como el villano favorito.
Por ende, Claudia también tendrá que hacer una limpia de personajes. No puede heredar a toda la nomenclatura de López Obrador, sin duda deberá conservar algunos por conveniencia, pero mandar a otros a la congeladora, comenzando por Manuel Bartlett o Adán Augusto López, y contar con su propio círculo de incondicionales.
De igual forma, tendrá que cortar todos los negocios de familiares de AMLO y esperemos que no los sustituya por otra red de corrupción, sino que limpie el sector público de estas rémoras que solo roban el dinero de todos.
Pero lo más importante, deberá tener su propia agenda, en donde muchos esperamos que le apueste más al diálogo, a la negociación, a no generar encono en el país; a que se invierta más en educación y salud; en que se apueste menos por grandes obras faraónicas y más en obras estratégicas de costo mediano, pero de impacto alto; en que se busque de nueva cuenta revalorizar la política internacional; que haya buena relación con los inversionistas y se apueste por el desarrollo nacional; que también cambie la política energética y se apueste por las fuentes renovables y que la política de seguridad se base en la inteligencia y se refuercen las policías civiles.
victorsanval@gmail.com
@victorsanval