El Güero García, un personaje de Saltillo
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Las personas se van, y eso nos duele. Pero se van los personajes, y eso nos duele más. Al decir “personajes” aludo a las personas que por su ser o su quehacer llegaron a representar algo especial en la ciudad. Personas hay muchas; personajes pocos. Persona soy yo; personajes fueron Adrián Rodríguez o Pepe Catedrales.
Recuerdo ahora a don Rubén García, “El Güero”, mitad de aquella famosa sociedad de excelentísimos fotógrafos, “Mora y García”. Duraron muchos años trabajando juntos, tanto que los dos apellidos llegaron a ser como uno solo.
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-¿Está la hija de Mora y García? −le preguntaban a don Enrique Mora.
-De Mora nada más −respondía él, atufado−. En eso no hay sociedad.
Muy buenos fotógrafos eran Mora y García, y muy buenas personas además. Los dos eran afables, cordiales. Tenían don de gentes. Fueron por muchos años los fotógrafos oficiales del Gobierno del Estado. No había ceremonia pública donde alguno de los dos no estuviera con su cámara. También fueron magníficos fotógrafos de prensa. Nunca estuvieron adscritos a un periódico, pero todos los de la ciudad publicaban fotografías suyas por la calidad de su trabajo y por la oportunidad con que lo hacían.
La permanencia de su sociedad se hizo legendaria. Cuando un saltillense invitaba a otro a formar una sociedad, y el invitado no quería entrar en ella, su respuesta era una frase consagrada:
-En sociedad no. La única que en Saltillo ha durado es la de Mora y García.
Se fue primero Mora, y luego su compañero. Rubén, “El Güero” García, como con mucho afecto le llamaban todos, era alto y bien plantado, de ojos azules y rubicunda tez. Más serio que Mora, que tenía carácter alegre y decidor, “El Güero” vestía con elegancia que aun los funcionarios públicos de rango le envidiaban. Lo recuerdo llegando al estudio que esos grandes fotógrafos tenían, por la calle de Aldama, a fin de revelar sus rollos e imprimir las copias que luego servirían para integrar la crónica oficial o llenar las páginas de los periódicos saltilleros de aquel tiempo: “El Diario”, “El Heraldo”, y después “El Sol del Norte”.
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Durante muchos años Rubén fue cofrade del Santo Cristo. Perteneció al selecto grupo de señores que cada año, al llegar el novenario del Señor de la Capilla, tienen el alto encargo de llevarlo de su altar al de la Catedral para recibir ahí a los devotos que de muchas −y a veces lejanas− partes vienen a dar testimonio de su fe ante la hermosa imagen.
“El Güero” García dejó de sí un recuerdo amable. Quienes lo conocimos y tuvimos la fortuna de amistar con él no hemos olvidado su cordialidad, la fineza de su trato. No sólo fue un fotógrafo de mérito, fue también un hombre bueno y un saltillense por todos conceptos ejemplar. Vivió largos años, y los vivió bien en aquel Saltillo de ayer en el que todos nos conocíamos, en el que todos nos reconocíamos.
Encuesta Vanguardia
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