El internet, la ventana para un siglo asustado
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Mucha gente hay asomada a la ventana de internet.
Se entera de la marcha de los conflictos bélicos actuales. Está pendiente de los detalles de las campañas que han arrancado para las próximas elecciones. Le llegan fechas de eventos deportivos que despiertan su curiosidad.
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A estos espectadores de pantalla los tienen actualizados en los progresos tecnológicos y en eso que llaman “inteligencia artificial”. Los sorprenden con los hallazgos del potente telescopio James Webb que está acabando con las que se consideraban certezas cosmológicas y ahora están surgiendo nuevas hipótesis acerca del universo.
EXTROVERSIÓN E INTROVERSIÓN
La propia imagen la va entendiendo cada atisbador de la ventana cibernética, de una manera renovada. Se siente entre lo inmenso y lo diminuto. Entre lo cuántico y lo galáctico. Se siente pequeñísimo viendo hacia fuera y descomunal si se ve hacia dentro. Lo mismo lo pasman los movimientos de los gigantescos objetos celestes que los minidesplazamientos microbióticos de su intestino y cerebro y, más adentro, las irregularidades de su mundo cuántico de partículas ínfimas.
Lo estremecen los anuncios de que se vive en un planeta amenazado por una posible colisión de un meteorito sorpresivo, de grandes dimensiones, que llegue a la Tierra con un impacto demoledor. Con un clic del dedo de un gobernante poderoso irritado y compulsivo pueden desatarse explosiones nucleares devastadoras.
SIGNOS APOCALÍPTICOS
Los profetas de calamidades, los arúspices anunciadores de catástrofes y hasta los escudriñadores de escrituras sagradas se atreven a señalar los signos apocalípticos que ya abren la puerta a la gran tribulación. Se señalan sucesos nunca vistos, presencia de incongruencias de quienes se esperaría ejemplaridad impecable.
Se requiere un sabio discernimiento que sepa distinguir lo falso de lo auténtico, lo infundado de lo comprobado. No contagiarse y ser manipulado para caer en adicciones por imposición de consumismo generalizado. Ni quedar atrapado en un miedo existencial que programa para conductas robotizadas y para prácticas alienadoras.
Sobran ahora ventanas para asustadizos, ávidos de fantasmas y monstruos, desastres y derrotas.
PRIMAVERA EN PUERTA
Después de vientos y ventiscas.
De soles con frío y tímidas lluvias esporádicas, se va acercando la primavera. Será del 19 de marzo al 20 de junio.
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Se recuerdan primaveras que empiezan invernales y hasta con niebla de mayo. En este año bisiesto, la primavera, además de iniciar con Semana Santa, tendrá elecciones al inicio de su recta final. Será sufragio que ha de ser lúcido, imitando la claridad de junio.
Follajes renovados, florecimientos y nidos en ramas resucitadas. Cincuenta días de alegría pascual después del triduo sacro que culmina con la victoria con que Cristo convierte la muerte en Pascua.
Equinoccio pues, el día décimo noveno de este marzo, que no ha olvidado su “otro poco” de la locura de febrero. Igual duración de noche y día en el cambio de estación. Lo de “clima benigno” esperemos que tenga, ahora sí, su margen central, evitando extremismos indignos.
LUZ ATRÁS, SOMBRA DELANTERA
Ya es tarde. Se han encendido los faroles en la calle.
Los dos amigos caminan lentamente en la banqueta. Pasan delante del farol. Ya la luz queda a sus espaldas. “Mira”, le dice Antonio a Miguel, “ahora que estamos de espaldas a la luz es cuando nuestra sombra se alarga frente a nosotros. Así pasa cuando lo hacemos en la vida”.
Toma Antonio a Miguel de un brazo y lo hace girar. Empiezan ambos a caminar en sentido contrario, hacia el farol. “Hemos dejado la sombra atrás. Ahora todo es luz porque hemos tenido una conversión”. Miguel se queda viendo el farol, sonríe y dice “sí” con la cabeza. En la esquina, ambos atraviesan a la otra acera hacia la taquería...