El manicomio de la 4T

Están los 12 internos del psiquiátrico, nombrado la 4T en honor a su máximo exponente. Están en el piso de manera dispersa. Sus camisas de fuerza (de diseñador cubo-venezolano) están manchadas de babas, lágrimas, mocos y vómito.

Su espacio tiene doble techo y paredes acolchonadas, pero sin ventanas. Es color blanco. 64 cámaras los observan las 24 horas del día.

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Andresito yace en posición fetal y emite sonidos guturales incomprensibles. Claudis imagina estar sentada en flor de loto con ojos cerrados, respiración yogui y sus manos haciendo el “padma mudra” para abrir el centro de su corazón. Pero su camisa de fuerza lo impide.

Citlallinha (Hernández) ríe a carcajadas mientras rueda su voluminoso cuerpo hacia un lado y luego hacia el otro. Mayito (Delgado) duerme con los pies en alto contra la pared; mientras sueña con ser Thor, el héroe de Marvel.

Manuelín (Bartlett) entre sollozos, permanece sentado en un rincón dando la espalda a sus compañeros. Su camisa de fuerza está empapada por sus lágrimas.

Tichina (Gutiérrez Müller) despeinada y tirada boca arriba, mira hacia el techo y recita la poesía del cubano José Martí que repite cada día: “Cultivo una rosa blanca en julio como en enero para el amigo sincero que me da su mano franca...”.

Un Noroñita con los pelos parados y la barba sin rasurar desde 2018, habla en un lenguaje alienígena a sus camaradas, que aprendió en dos talleres intensivos de tres horas con Jaime Maussan y Mafe Walker en el Centro Tonalli ubicado en Edomex. Ninguno le presta atención por estar embebidos (y trastornados) en su propia locura.

Tatis (Clouthier) da brinquitos de canguro hasta toparse contra la pared y caerse. Luego grita: “¡Vas bien Mami! ¡Sin miedo al éxito! ¡Eres una chingona!”. Tatis se levanta y repite el mismo acto. “Total, en raro atisbo de consciencia, piensa, la pinche pared está acolchonada”.

A pesar de la estrechez de su camisa de fuerza, Richie (Monreal) baila la canción llamada “El medio toro” interpretada por Los Jaraberos de Nochistlán, Zacatecas, su tierra; y aprendida por él mismo en el segundo de primaria en su escuela de Fresnillo.

Adancín Agustín (López Hernández), Chuchío (Ramírez Cuevas), Martí (Batres) y Tina (Godoy), entre gritos y risas, juegan a “los loquitos chocones”. Corren, desde donde se encuentren, al centro del cuarto hasta impactarse entre sí, en un carnaval de locura con sello distintivo de la 4T.

Mientras estos 12 personajes, que ya envidiarían los integrantes de La Casa de los Famosos, entrelazan su demencia en una espiral sin fin; una pantalla 5X8 instalada en una pared proyecta estas imágenes: (1) “¡No a la Reforma del Poder Judicial!”. (2) “¡No a la desaparición de los organismos públicos autónomos!”. (3) “¡No a la sobrerrepresentación!”.

(4) “El mercado global y los socios del T-MEC, Canadá y EU, rechazan dicha reforma por la desaparición de certeza jurídica para invertir en México. Y pone en grave riesgo más de 700 mil millones de dólares de intercambio comercial con EU y Canadá: El 66% de las importaciones e importaciones de nuestro país”.

(5) “La ONU, la Asociación Internacional de Jueces en Roma y la Corte Interamericana de Derechos Humanos también repudian esos cambios”.

En la sexta imagen aparece el rostro del pseudo periodista Lord Molécula, un indispensable en las mañaneras por su inusitada capacidad lacayuna para lambisconear al presidente más allá de toda ignominia, y decir con sonrisa siniestra: “Para qué tanto brinco sí el suelo del segundo piso de la 4T está parejo”.

“Reto a los detractores de la reforma judicial, a la desaparición de los organismos públicos autónomos y a la sobrerrepresentación, hacer una votación con estos 12 personajes ilustres para conocer el veredicto de la historia”.

10 de los 12 lo ignoraron; sólo Andresito musitó de manera inconexa: “A mí, por favor, ya llévenme a La Chingada (su rancho). Mientras Claudis exhalaba un “Om para conectarse con su yo superior, su universo y su meditación”.