‘El Mayo’ Zambada: el final de un imperio criminal
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El imperio criminal que construyeron Joaquín Guzmán e Ismael Zambada ha llegado a su fin con ambos en prisión. Lo importante ahora será que dicho imperio no resurja
El 25 de agosto de 2025 pasará, a no dudarlo, a formar parte de nuestro calendario de efemérides. La razón se reproduce, desde ayer a mediodía, en todos los medios de comunicación del planeta: el narcotraficante mexicano Ismael Zambada García, alias “El Mayo”, se declaró culpable de dos cargos criminales en una corte de Nueva York, lo cual implica que pasará el resto de sus días en una prisión del vecino país.
El hecho había sido anunciado con antelación: los abogados de Zambada García adelantaron que, aun cuando su cliente no pretendía cooperar con la justicia de los Estados Unidos a cambio de algún trato favorable, habría de reconocer su participación en los delitos que se le imputan.
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Pero no por esperado el hecho dejó de tener la relevancia que merece: el líder criminal más huidizo de las últimas décadas vivirá en una prisión de los Estados Unidos, sin posibilidad de obtener la libertad bajo ninguna regla, hasta que muera.
Para el gobierno del vecino país se trató de una victoria que era necesario, imprescindible, resaltar. Con Zambada en la cárcel y confeso, bien pueden afirmar que han desmantelado una de las organizaciones criminales más poderosas de los últimos tiempos.
Sin duda por ello, la fiscal general de los Estados Unidos, Pamela Bondi, así como quienes le acompañaron ayer en el estrado para reiterar el significado de este episodio, no escatimaron en frases grandilocuentes y en elogiar el “incansable” trabajo de quienes, desde distintas agencias gubernamentales estadounidenses, persiguieron por décadas a los integrantes del denominado Cártel de Sinaloa.
¿Implica esto que se ha ganado la guerra en contra de las drogas? No. ¿Lo ocurrido a “El Mayo” habrá de disuadir a quienes, en distintas entidades de nuestro país, pretenden seguir sus pasos? Difícilmente.
Estamos, sin duda, ante uno de los eventos más relevantes de la ya muy larga lucha contra las organizaciones criminales mexicanas dedicadas a la producción, trasiego y comercialización de drogas ilícitas. Pero la caída del mítico líder criminal sinaloense no es suficiente para considerar que el mensaje de este episodio será un disuasor eficaz.
Puede convertirse, sin embargo, en el punto de partida de una nueva era de cooperación entre México y Estados Unidos, que sirva para recuperar el terreno perdido frente a la criminalidad que se ha apoderado de amplias porciones del territorio nacional y le impone sus reglas a millones de personas.
Y puede serlo, porque el principal problema que padecemos en México no es la existencia de grupos delincuenciales violentos o de agentes gubernamentales corruptos, sino la cultura de impunidad que se consolidó en los últimos años y convirtió a nuestro país en un territorio sin ley.
Un imperio se desmoronó con la caída de “El Mayo”. Lo importante ahora es que no se levante uno nuevo en su lugar.