El mercenario que se aferra...¿Desaparecerá el PRI?

La inmortalidad es un privilegio destinado a muy pocas personas. No sé si figuras como Pedro Infante o Pablo Picasso gocen ahora de la vida eterna allá en el cielo, sin embargo, estoy seguro que ellos gozarán de eterna vida aquí en la Tierra. Por desgracia, la inmortalidad no es exclusiva de personas virtuosas o de quienes hayan dejado con su talento profunda huella en el corazón de los seres humanos. Como reza el dicho, la inmortalidad pertenece también a las hierbas malas. Una de ellas es el PRI.

Muchas cosas se han dicho del Revolucionario Institucional y la mayoría de ellas son negativas. Si somos sinceros, difícilmente estos comentarios pudieran ser de otra naturaleza, pues el partido tricolor engendró en nuestro país, por más de 70 años en el poder, vicios que aún siguen arraigados independientemente del partido que gobierne.

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Yo nací en el año del 75. Después de aprender a decir “mamá” y “papá”, comencé a repetir las palabras que más escuchaba: “crisis económica”, “presidencialismo”, “caída del peso”, “pobreza extrema”, “políticos corruptos”.

A pesar de engendrarse a lo largo de más de 70 años en el poder términos como corrupción, deshonestidad, abuso de poder, nepotismo, enriquecimiento ilícito, poder absoluto, centralismo, desigualdad social, injusticia y fraude electoral, entre otros.

A pesar de lo anterior, muchos motivos tenemos los mexicanos para estar agradecidos con el PRI. En los gobiernos tricolores surgieron muchas de las instituciones que contribuyeron a elevar el nivel de vida de los mexicanos. El voto de las mujeres surgió gracias a la presión de grupos feministas y a autoridades emanadas del tricolor. Otra creación de gobiernos priistas fueron el IMSS y el ISSSTE, entre las cuales se construyeron grandes hospitales como el de Nutrición, el de Oncología, el de la Mujer, y muchas otras clínicas repartidas en todo el país. También se establecieron guarderías gratuitas para los hijos de trabajadores y trabajadoras de México. Se llevaron a cabo grandes obras de infraestructura a lo largo y ancho del país. Se establecieron tratados comerciales con distintos países que mejoraron el nivel de vida para miles de familias mexicanas. También se apoyó a la ciencia y la tecnología con el establecimiento de grandes universidades públicas y con las becas para estudiar y realizar investigaciones en el extranjero. Se establecieron empresas públicas exitosas, como Pemex, CFE, pero que a la larga se vieron afectadas por la onerosa carga de sindicatos, de la enorme carga fiscal con la que se beneficiaba el Estado, y de la venta a precio de ganga de las paraestatales Teléfonos de México, Banamex e Imevisión, hoy TV Azteca.

Visto lo sucedido en las últimas elecciones de 2024 sólo queda hacernos una pregunta: ¿El PRI desaparecerá? Francamente no lo creo, pues lo mismo se decía cuando Acción Nacional llegó a la presidencia y, tras dos sexenios de gobierno panista, un candidato del Revolucionario Institucional obtuvo un triunfo electoral incuestionable.

Pero ahora todo parece ser distinto. Los militantes de dicho instituto político son cada vez menos, y las trampas y corruptelas son cada vez mayores. Alejandro Moreno, líder nacional del partido, se aferra a su presidencia modificando estatutos pese a que los resultados recientes muy lejos están de justificar la renovación ilegítima de su liderazgo.

Hace tiempo estaba seguro que un coahuilense, al representar al mejor PRI de México, se convertiría en el sustituto de “Alito”. Entre los posibles tiradores veía a Rubén Moreira Valdez y a Miguel Ángel Riquelme, ambos exgobernadores del estado. Pero “Alito” ahora se aferra a dirigir a su partido durante 8 años más y todo indica que lo logrará.

El exmandatario de Campeche es un mercenario de la política. Apuesto doble contra sencillo que muy pronto sabremos de la unión del PRI a Morena, o de la traición de “Alito” a la Patria aprobando, junto a un senador incondicional de su partido, la elección popular de jueces, magistrados y ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, vendiendo muy caro su voto al presidente López.

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