El Padrino de la Transformación: Frank Pentangeli y el equilibrio entre la eficacia y los principios
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Si no mal recuerdo, Pentangeli sería el testigo clave en un juicio contra la Familia Corleone.
Su testimonio significaría la perdición de ese imperio de crimen y corrupción, fundado por Vito Andolini, y una muy probable cadena perpetua para su hijo, heredero y actual “Don”, Michael Corleone.
A Frank Pentangeli lo custodiaba día y noche el FBI, pues todo el caso se apuntalaba en su declaración y se temían un posible atentado.
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Pero llegado el día de su comparecencia, algo pasó. Pentangeli ya no se acordaba de nada, sus recuerdos eran más bien vagos e imprecisos y para nada identificaba a Corleone como el jefe o Padrino de una de las cinco familias de la mafia neoyorquina.
¿Qué pasó? ¿Por qué de repente el testigo se echó para atrás, si apenas unas horas antes había ratificado a los agentes su disposición para colaborar con la justicia?
Pentangeli estaba hasta gustoso de rendir declaración. No sólo podía obtener a cambio algunos privilegios como testigo cooperante, además podría cobrárselas a Michael por lo que en su momento consideró una traición.
Pentangeli, inmigrante siciliano, no parecía tener nada que perder, como tampoco vínculos o apegos que lo hicieran vulnerable. Sin embargo, cuando llegó su turno de hablar ante el Comité del Senado de EU, el mafiosillo comenzó a decir dislates, a decir que todo había sido una exageración y que en realidad poco o nada tenía que aportar en contra de tan honorable familia como eran los Corleone; todo para mayor asombro de los presentes y miembros del Comité.
Sólo Michael y otros miembros de la familia no parecían contrariados y sorprendidos, muy al contrario mostraban complacencia como cuando las cosas salen según lo dispuesto.
Sucede que Tom Hagen, abogado, consigliere y hermano adoptivo de los Corleone, encontró el botón para desmoronar la voluntad de Pentangeli y voló hasta su vieja patria para localizar en Sicilia al hermano de Frank, Vincenzo Pentangeli y traérselo a América.
Aunque probablemente no se habían visto en décadas, le bastó a Frank echar un breve vistazo a su anciano hermano, flanqueado por dos miembros de la mafia, entre la concurrencia, para quedar completamente desarmado y sufrir un súbito ataque de amnesia que sepultó para siempre el caso en contra de la Familia Corleone.
Suena el tema a cargo de Nino Rota. Transición a... El Senado mexicano.
Días antes de la votación, los miembros de la Cámara Alta por la oposición cerraron filas en torno a la defensa del Poder Judicial en contra de la reforma impulsada por el Presidente.
Por una vez parecían atender un reclamo genuino de la población, aunque en el fondo se trata de no servirle todo en bandeja de plata a López Obrador y de no ceder, como miembros de otras denominaciones políticas, el poder total al partido hegemónico que tendría ya la titularidad del Ejecutivo, una mayoría avasalladora en el Legislativo y −ya con la reforma− control absoluto sobre el Judicial.
Por conveniencia, porque es lo correcto y además lo que recomienda toda la comunidad internacional (de la cual siempre quedan excluidos los países con gobiernos fascistas, autocráticos), la oposición contaba apenas con los miembros suficientes en el Senado para hacer frente a esta determinación de cargarse con la máxima instancia en impartición de Justicia en nuestro País.
Bastaba una ausencia o un voto “a favor” para que la reforma fuese aprobada y comenzara la destrucción de México como República y país de instituciones.
Cuando todos los senadores opositores manifestaron públicamente su intención unánime de votar en contra, el bloque parecía sólido aunque apenas a una pedrada de cuartearse y dar con todo al traste.
De la histórica jornada legislativa todos conocemos el resultado: Cuando un día antes se informó que el senador Yunes estaba “desaparecido”, supimos enseguida que por ahí haría aguas el precario bote salvavidas.
En efecto, al otro día vimos a Yunes Linares (suplente y padre del senador titular, Yunes Márquez) pronunciarse en favor de la tal reforma.
Fue algo digno de verse, Yunes padre con los ojos desorbitados, con un incontrolable espasmo o temblorina, siendo recibido como héroe pese a ser un enemigo político jurado de López Obrador y de todo su movimiento, y pese a ser señalado de diversos delitos y aberraciones.
Morena, la 4T, el gobierno de López Obrador técnicamente no quebrantaron ninguna ley para hacerse con el voto decisivo que les andaba haciendo falta (sí, les hacía falta... nomás los pendejos como Noroña pensaban que podían mayoritear por redondeo).
Simplemente pusieron una carpeta sobre el escritorio, hicieron quizás un amable recordatorio sobre alguna causa pendiente, quizás desempolvar un viejo expediente y exclamaron en voz alta: “¡Sería una lástima que Gertz Manero se acordara de este caso!”.
Claro, tampoco Tom Hagen violó ninguna ley volando hasta Sicilia para jalarse al más viejo de los Pentangeli para darle un tour exprés por New York y Washington DC. Aquí nadie rompe ni una taza.
El propio Presidente dijo que “en política siempre hay que optar entre inconvenientes, buscar el equilibrio entre la eficacia y los principios”. Y como en esta ocasión fueron altamente eficaces, significa que tuvieron que hacer de chicle los principios.
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El que sepa ligar esta declaración con lo acontecido, se dará cuenta de lo escalofriante que resulta, una auténtica cita de mafioso, digna del Padrino de la Cuarta Transformación.
La reforma que supuestamente saneará al Poder Judicial para hacerlo más justo, honesto y eficiente está cimentada en el chantaje, la extorsión, el abuso del poder y las peores prácticas de la política. ¡Felicidades, pues ya me imagino el espíritu con el que tal reforma fue redactada!
Y a los Yunes sólo les recuerdo que Frank Pentangeli acabó “desviviéndose” por una amable y muy sutil sugerencia de una complacida Familia Corleone, que ya había obtenido lo que deseaba de aquel pobre infeliz.