El poder de actores no estatales violentos

Opinión
/ 13 julio 2024

En la teoría, Israel tiene uno de los ejércitos más poderosos de su región, muy superior al de un actor como Hezbollah, la organización libanesa que además de su brazo político tiene un brazo armado, financiado y entrenado por Irán. Sin embargo, varios factores hacen que, en nuestra era, la victoria de un actor estatal tan poderoso sobre un actor no estatal no sea siempre la única posibilidad. Ya en otros textos he explicado las razones de Hezbollah para haber atacado a Israel desde el 8 de octubre del 23, un día después de los atentados terroristas de Hamás, buscando apoyar la causa palestina. Pero, ¿por qué el poder disuasivo de Hezbollah resulta enorme?

1. Hezbollah no cuenta con una aviación, ni podría competir con Israel en ese rubro. Sin embargo, su desempeño en estos meses muestra (a) su eficacia para recabar inteligencia de precisión a través de drones que no son detectados; y (b) su capacidad de dirigir misiles o drones suicidas con un gran tino para ocasionar daños en zonas donde haya concentración de tropas, instalaciones militares o instalaciones de infraestructura civil (como electricidad, gas, gasolina, agua o comunicaciones). En un escenario de guerra abierta, considerando que Hezbollah podría lanzar más de mil de esos misiles y drones por día, los escudos israelíes serían incapaces de interceptar todos esos proyectiles.

2. A lo anterior, hay que añadir que Hezbollah, desde su guerra mayor contra Israel en 2006, entendió perfectamente cómo existen determinadas estrategias que pueden dañar a Israel en el ámbito diplomático y político. Esa agrupación ha concentrado importante arsenal, explosivos y operaciones en zonas de alta densidad poblacional en Líbano y esto arroja a Israel dos opciones: bombardear sitios civiles ocasionando un alto costo humano (con las consecuencias políticas que ello implica) o limitar el uso de su aviación, como terminó ocurriendo en 2006. La guerra narrativa, la guerra simbólica y la política, jugarán un rol todavía mayor en un ecosistema informativo como el actual.

3. En cuanto a una invasión terrestre, Hezbollah está altamente capacitada en tácticas de guerrilla, equipada con misiles anti-tanque, granadas de propulsión con cohetes, y otras herramientas que normalmente causan estragos a las tropas israelíes. Esto no significa que Hezbollah no sufrirá daños, pero si la historia es un referente, las tácticas de Hezbollah le permitirán resistir con alta efectividad, además de su capacidad para generar terror entre la población israelí.

4. Así, para un actor estatal como Israel, la teoría dice que una victoria que realmente permita recuperar su disuasión contra Hezbollah, incluiría una verdadera degradación de sus capacidades a un punto tal que esa agrupación tenga que reconsiderar varias veces antes de decidir volver a atacar a ese estado como lo hizo desde el 8 de octubre en adelante. En cambio, la definición de victoria para Hezbollah consiste meramente en resistir, sobrevivir, impactar psicológicamente a la población israelí y asegurarse de que la narrativa que se maneja en medios, en la diplomacia y en sociedades como las árabes o incluso en las occidentales, le dé la razón, o al menos culpe a Israel.

Como vemos, el poder de un estado para derrotar y detener a un actor no estatal como Hezbollah es limitado, y así de limitadas tendrían que ser sus metas para combatirle en lo material. En cambio, con tantas lecciones en esa y otras regiones, esos estados podrían más bien pensar y diseñar estrategias que erosionen la base de poder económico y político de esos actores no estatales en el largo plazo y que atiendan los factores de base que le dotan de legitimidad entre distintas poblaciones.

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