El rebelde del rock
La canción Sugar de The Archies vendió 6 millones de discos, permaneció 22 semanas como número 1 en el Billboard Hot 100 y fue designada como canción del año en 1969. Lo notable es que The Archies no existió como grupo real, sino que fue un invento del productor Don Kirshner (1934-2011). En 1968 reunió a músicos de estudio, les entregó partituras y grabó en apoyo a la serie “El Show de Archie y sus amigos”. El mismo Don Kirshner en 1967 se sacó de la chistera al grupo The Monkees que vendió la friolera de 35 millones de discos de su primer álbum que incluía las canciones Hey, hey, We´re The Monkees y I´m A Tie a Yellow Ribbon Round the Ole Oak Tree Believer. The Monkees también fue un programa televisivo cuya banda sonora era interpretada por otros músicos, mientras que los cuatro monkees sólo hacían fonomímica, literalmente. La canción Knock Three Times de 1971 vendió seis millones de discos. Se desconoce a sus intérpretes y el álbum circuló bajo el ficticio nombre de “Dawn”; aunque ocupó el 1 en el Billboard Hot 100 en enero de 1971. Después se supo que el vocalista había sido Tony Orlando (1944), vocalista también de Candida, que en México alcanzó el primer lugar de popularidad; y en 1973 volvió a las andadas con Tie a Yellow Ribbon Round the Ole Oak Tree (Amarra un listón amarillo al viejo roble) que colocó tres millones de copias y llegó al número uno en el Billboard Hot 100 en abril de ese año.
Las letras simples, incluso bobas de estas y muchísimas canciones más dieron pie a ese género llamado Bubblegum Pop, como el chicle: másquese y tírese, pensada para vender y vender. Cuando el género se agotó, a mediados de los años 70, surgió un Bubblegum Pop bailable llamado Disco. (¡Dios nos ampare!) La suma de estas variantes de la música popular urbana, más otras como Breakdance, Rap, o simplemente Pop, crearon grupos One-hit wonders de música pegajosa sin letras significativas. Como se expande el perfume del petricor al caer la lluvia, los grupos o solistas de un solo éxito inundaron las praderas sonoras estadounidenses, latinoamericanas y una que otra europea: Scott McKenzie – San Francisco (Be Sure to Wear Flowers in Your Hair), (1967). King Harvest – Dancing in the Moonlight (1972). Dexys Midnight Runners - Come On Eileen (1982). Vanilla Ice - Ice Ice Baby (1990) ...
Quién las recuerda. Salvo por la carga nostálgica que trae consigo la música, qué sitio ocupa en nuestra vida significativa ese pop disfrazado de rock-buena-ondita.
En paralelo se ha desarrollado un rock auténtico, memorable y significativo que aún resuena entre el personal Baby boomer, y les es revelador a la generación X, los Millennials y muy seguramente a la generación Z. Y si no, póngase a prueba de las nuevas generaciones música de Pink Floyd, Jimi Hendrix, Frank Zappa, Lou Reed, Janis Joplin, Bob Dylan, Iggy Pop, Rolling Stones, The Who, Police, U2, Red Hot Chili Peppers, Kings of Leon... los dedos se me cansan y no termino.
Cuál es la diferencia entre los Bubblegum y amigos que les acompañan, y el rock. Entre otras muchas, quizá la más significativa sea, a la par del arte musical, la postulación de la libertad como necesidad para la vida; el cuestionamiento, la rebeldía, la inquisición. Parafraseando al Presidente Salvador Allende diré que Ser joven y no ser contestatario es una contradicción. El rock es contestatario, irreverente y rebelde, o no es rock.
Vayan estas líneas para aclamar al joven rebelde y contestatario que es, que ha sido, Jesús López Castro. Punta de lanza del rock en Saltillo, desde el dardo, lanza, espolón de XEKS, hoy XHKS-FM, y sus luminosos programas “Los que hicieron época”, “La manzana musical”, “Sábado internacional”, y “Sábado internacional después de las 11”, desde los cuales ha dado de beber rock a los saltillenses. Y punta de lanza en la estepa radiofónica cuando la ocasión lo ha demandado. Así prestó sus micrófonos a los estudiantes del movimiento de la autonomía universitaria, a los obreros de la huelga Cinsa-Cifunsa, a los universitarios del movimiento pro dignificación; ha abierto el teléfono a las voces populares a través de su heroico programa “La opinión de la mujer de hoy”, desde el que ha estirado las orejas a más de una autoridad. Claro que las buenas conciencias se la han cobrado, ya con una cancelación de contrato, ya con una huelga, ya con una supervisión extremada a su programación.
Pero para eso Jesús López Castro es un joven rocanrolero, para cuestionar, inconformarse y buscar el bien social. Larga vida a Chuy, y que viva el Rock.