El regreso a mi carrera judicial. Una gran oportunidad

Opinión
/ 30 enero 2025

Siempre he dicho que prefiero la crítica fuerte de mis colegas que me ayude a mejorar mis ideas jurídicas, en lugar de los aplausos

En 2019, el Congreso del Estado aprobó mi nombramiento, realizado por el Ejecutivo, para ejercer la magistratura en el Tribunal Superior de Justicia por 15 años. Este cargo, sin embargo, concluye de manera anticipada por la reforma judicial en el 2025 o 2027, según lo determine el Pleno del Tribunal.

Desde que inicié mi función judicial me comprometí a ejercerla con perspectiva de derechos humanos. Lo hago siempre, cada día y en cada resolución que me toca votar. Me he ganado muchas críticas, internas y externas. No importa. Es mi compromiso social: protesté guardar y hacer guardar la Constitución.

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Durante estos cinco años, he tenido la gran oportunidad de dedicarme de tiempo completo a la labor jurisdiccional; en forma complementaria sigo impartiendo clases en la AiDH. En mi ponencia no tenemos ningún rezago. He resuelto en forma diligente todos los asuntos que me turnan de manera pronta y expedita. Pero, además, reviso con exhaustividad los casos para proponer los criterios más razonables.

A veces mis colegas aprueban mis proyectos; a veces no. He desarrollado una serie de votos y observaciones particulares en el Pleno, en el Tribunal Constitucional Local y en la Sala Penal. No se comparten mayoritariamente mis criterios. Cuando concluya mi encargo, publicaré un libro sobre mi pensamiento judicial. Espero que algún día sirva para reflexionar sobre la mejor manera de resolver las futuras controversias.

Siempre he asumido la justificación de mis decisiones, de manera pública, transparente y sujetas al escrutinio de la comunidad. Desde el principio, desarrollé un modelo de sentencia que representa, a mi juicio, un buen estándar de precedente judicial: claro, preciso y con rigor jurídico. He impulsado además, como magistrado instructor, buenas prácticas de justicia abierta, que han permitido que al TSJ lo reconozcan como el mejor tribunal en la métrica de World Justice Project. Incluso, algunas sentencias que he tenido la oportunidad de proyectar han ganado premios nacionales e internacionales en organismos de derechos humanos. Mi compromiso, por tanto, radica en ejercer mi función con los mejores estándares de ética judicial, de excelencia profesional y con compromiso social.

Debo confesar que, no obstante mi experiencia profesional, sentí que me faltaba una mayor actualización en temas de razonamiento probatorio, legislación e interpretación judicial. Cursé, por tanto, cuatro especialidades y dos maestrías para ejercer de una mejor manera mi función judicial. He tratado de seguir aprendiendo de la ciencia jurídica para resolver de forma justa las controversias que me corresponden.

Los jueces debemos entender que cada expediente representa un patrimonio a proteger, una libertad a tutelar, un derecho familiar a privilegiar. No son papeles a archivar. Son hojas de vida que tenemos que defender porque implican los valores más valiosos de las personas: sus derechos humanos.

Pero, además, he tratado de impulsar, como siempre, un diálogo con la comunidad académica y social para que cuestionen mi trabajo judicial a fin de corregir mis criterios. Siempre he dicho que prefiero la crítica fuerte de mis colegas que me ayude a mejorar mis ideas jurídicas, en lugar de los aplausos.

QUÉ SIGUE...

Del 3 al 5 de febrero, las personas judiciales en funciones tenemos que decidir si declinamos o participamos en la elección judicial a celebrarse el 1 de junio del año en curso.

De mi parte, antes de ejercer en forma legítima mis intereses profesionales, asumí el compromiso institucional con los tres poderes del Estado para contribuir, en ejercicio de mis funciones constitucionales, en el proceso de transición de la reforma judicial.

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Lo he dicho. No estoy de acuerdo con reformas del poder público que pretendan afectar la independencia judicial, mucho menos en destruir las carreras de miles de personas que se han tomado en serio la función judicial. Pero también debemos ser realistas e institucionales de cumplir el mandato legal que, mientras no se invalide por la autoridad competente, debemos observar de la mejor manera a favor de nuestra comunidad.

En lo personal, esperaré los tiempos legales para dar a conocer mi decisión personal. Mientras tanto, seguiré ejerciendo, con absoluto profesionalismo y probidad, la función que el pueblo me confirió de impartir justicia en mi entidad.

Ha sido, sin duda, una gran distinción que el pueblo de Coahuila y sus instituciones me confirieron para ejercer el mandato judicial. Muchas gracias por esta gran oportunidad.

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