¿El TEC Saltillo no es cantina?... Ni castillo de la pureza
COMPARTIR
Los hechos. Al filo de las 14 horas del 14 de septiembre, talleres y clases fueron suspendidos en el Tec Saltillo. La instrucción del sindicato escolar a profesores y alumnos fue precisa: “nos permitimos informarles que la policía municipal de Saltillo nos está solicitando blindar las instalaciones del Tecnológico. Esto contempla: edificio principal, (Campus) Boillot y Miravalle. Por lo que, a partir de las 14:00 horas, se cerrará cualquier acceso al plantel en las áreas anteriormente mencionadas”.
Las autoridades municipales requerían tiempo para instalar el tinglado que permitiera realizar esa noche un concierto con el Grupo Frontera. El cual convocó a 50 mil personas que corearon y bailaron con sus canciones, iluminadas por una luna llena septembrina; mientras un grupo de invitados VIP aplaudía e ingería bebidas alcohólicas desde la explanada del edificio del Tec, considerada Patrimonio Cultural de la ciudad.
TE PUEDE INTERESAR: ¿Por qué AMLO no querrá perder las elecciones en 2024?
Los hechos políticos. El 18 de septiembre, al grito de “El Tec no es Cantina”, cientos de alumnos del mismo Tec tomaron las instalaciones del plantel y bloquearon el cruce del bulevar Carranza y la avenida Universidad, porque “la explanada del edificio central fue utilizada como ‘cantina’ para invitados especiales al concierto del grupo musical Frontera”.
¿Es esta movilización estudiantil creíble por estar basada en su único interés cívico de respetar y salvaguardar la explanada del Tec por su valor patrimonial y cultural? Lo dudo.
¿Es posible imaginar que su amor por la institución es tal, que puedan actuar como guardianes morales de la misma para condenar a quienes hayan consumido alcohol ahí? Lo dudo.
¿Es este movimiento tan puro −casi orgánico− que intereses magisteriales y partidistas no participan en su ebullición? Lo dudo.
Esas son excusas porque los intereses de su movilización son claros y se resumen en uno: destituir a la doctora María Hinojosa Ruiz, directora del Instituto Tecnológico de Saltillo.
TE PUEDE INTERESAR: Balcón VIP, la gota que derramó el vaso en el Tec Saltillo
Recordemos. Hinojosa Ruiz llega −de manera abrupta− el 19 de junio de 2019 “cuando la comunidad estudiantil y los maestros demandaban la intervención de las autoridades educativas para investigar por supuestos actos de corrupción a Arnoldo Solís, el anterior director”, quien el 22 de octubre de 2018 “había denunciado al titular de Tecnológicos del país por persecución política y abuso de autoridad”. ¿Hubo alguna auditoría para probar los cargos contra el exdirector Solís? No.
El 4 de enero de 2021, la Auditoría Superior del Estado declaró que investigaba a la directora Hinojosa Ruiz por un faltante de 220 mil pesos en su gestión como rectora de la Universidad Tecnológica del Noreste −su cargo previo− por presuntamente atribuir mayores primas vacacionales y bonos a sus más allegados.
Ese mismo día, profesores del Tec solicitaron la destitución de la directora por “incumplimiento a la normatividad, abuso de poder, corrupción y acoso laboral”.
El 24 de febrero de ese año, trabajadores del TEC también pidieron el despido de María Gloria “por cuestiones relacionadas con corrupción y su falta de acción y protección del personal ante la pandemia del COVID-19”. ¿Tuvo éxito esa doble intentona por despedir a la directora? Ninguno.
TE PUEDE INTERESAR: Tec Saltillo: estas son las causas que detonaron la protesta
La gota que derramaría el vaso, que nunca estuvo siquiera medio lleno, llegaría con el concierto del Grupo Frontera. Las excusas ya escritas, atizadas entre estudiantes por intereses magisteriales y partidistas −distintos a los de la coalición− son evidentes.
Por ello, el objetivo central de esos intereses será uno: mantener el plantón y bloqueo estudiantil hasta la destitución o renuncia de su directora, María Hinojosa Ruiz. En esta lucha las demandas estudiantiles fijadas en su pliego petitorio, aunque válidas, son secundarias.
Cierto. El Tec no es cantina. Pero tampoco es un castillo de la pureza.
Nota: El autor es director general del ICAI. Sus puntos de vista no representan los de la institución