El toque de queda

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Todos excepto varios. Bares, antros y restaurantes cerraron en Monterrey a las dos de la mañana del sábado. Lo hicieron en represalia
Todos excepto varios. Bares, antros y restaurantes cerraron en Monterrey a las dos de la mañana del sábado. Lo hicieron en represalia. Llevados por la tolerancia cero. Corrijo. Les impusieron la mordaza financiera. La de la nueva cuota. Después de la ejecución de parroquianos en el Distrito F en la zona del Distrito Tec.
Resguardaron a los oficiales de tránsito. Les retiraron las mandíbulas afiladas. De levantar al alcoholizado conductor. Aplicar la duplicidad de sanciones. Pasar detenido a la celda de la Alamey y el auto confiscado a los patios de la empresa privada Garajes y Talleres.
Para las 2 de la madrugada la churcha en la calle. Los afters confirmaron el incremento de cuota de recuperación o aportación voluntaria para continuar la fiesta.
La muchachada, a quienes les apuesta en vano el alcalde nacido sonorense y avecindado en Nuevo León, migraron a las zonas dormitorio. Prefirieron llamar al servicio de cerveza a deshora. Más vale la cochera de una casa de estudiantes foráneos aderezados en los reyes de la noche.
Pasaron por alto, en mucho, los únicos lugares donde se puede continuar la parranda. Fumar libres, beber a la altura de los recursos del efectivo y las tarjetas de crédito o débito.
Donde la diversión jamás termina. Los casinos. El lugar de 24-7. El toque de queda solo aplica para quienes van a pasar por el aro. Un poco más arriba. Un poco más alto. Un poco más sucio.