Elección en Coahuila pone a prueba garantía de derechos de población trans y no binaria

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Los protocolos existentes aseguran que la población LGBTTTIQ+ pueda ejercer su derecho al voto sin discriminación
Aunque la lucha de las personas trans y no binarias para que se reconozcan y respeten sus derechos político electorales han rendido frutos en avances concretos como el hecho de que puedan ejercer su voto, la elección del próximo 4 de junio en Coahuila representa una nueva prueba para garantizar su participación en la vida democrática del país.
Entre las principales tareas de los órganos electorales, tanto el Instituto Electoral de Coahuila (IEC) a nivel local como del propio Instituto Nacional Electoral (INE) a nivel nacional, es llevar a cabo discusiones y debates con el fin de garantizar que todos los sectores de la sociedad y los grupos vulnerables tengan sus derechos políticos vigentes y accesibles, aun cuando ello represente una complejidad y diferencias encontradas en las ideologías de los mexicanos.
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Aunque en Coahuila ya existe una legislación que permite a la población trans de la comunidad LGBTTTIQ+ realizar su cambio de identidad de género a través de un trámite administrativo, todavía pueden existir muchas mujeres u hombres trans que no lo han realizado y, por ende, su credencial de elector todavía tiene diferencias entre la expresión de género, y la persona que aparece en el recuadro de la fotografía.
¿Una persona trans que no haya cambiado su credencial puede ir a votar?, ¿cuáles son los riesgos de ser discriminado o discriminada en una casilla si existen diferencias entre mi identidad y expresión y los datos de mi credencial?
Itzel Aguilar Ambrosio, vocal de la Junta Local del INE en materia de capacitación electoral, contó recientemente a VANGUARDIA que su inicio en la vida electoral fue en el 2006, cuando fue capacitadora de las personas que fungieron como funcionarias de casilla para aquellas elecciones. Recuerda haber tenido una anécdota respecto a estas dudas que le fue planteada por un ciudadano a quien le tocó capacitar para la jornada electoral.
“Esta persona además era la presidenta de mesa directiva de casilla; es decir que era la responsable de verificar que la persona que se está presentando es la persona que va a entrar a votar. Ahí me dijo: ¿qué hago en caso de que se presente una mujer que físicamente la veo como mujer, pero la credencial no coincide?”, recuerda la vocal.
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En ese entonces todavía no se contaba con demasiada información respecto a identidades de género y diversidad sexual, por lo que los cuestionamientos referentes al tema debían ser llevados a la Junta Local y en determinado momento subir de escalón hasta que la discusión atendiera las necesidades.
El primer protocolo para la atención de esta situación finalmente fue emitido por primera vez en el 2017, con el objetivo de garantizar sin discriminación y en condiciones de igualdad el voto y todos los ejercicios de participación ciudadana de las personas trans.
“Recuerdo que aquella vez regresé a la oficina del Instituto y no teníamos protocolo. Muchos años después este grupo va ganando espacio en la discusión pública y en el reclamo a sus derechos político electorales, pero sin que sean sometidos a un mayor escrutinio para poder comprobar que son las personas que están en la credencial”, dice.
Uno de los temores de la propia población trans surgía ahí: llegar a la casilla y que su nombre fuera mencionado como el de su anterior reconocimiento de género frente al resto de las personas votantes, lo cual podía derivar en actos discriminatorios.
“El instituto ha abierto espacios a grupos históricamente vulnerados, como es la población LGBTTTIQ+, que han permitido escuchar este tipo de situaciones, y hemos platicado con organizaciones que nos habían manifestado el temor que sentían las personas porque pudieran verse en una situación como esta y sentirse estigmatizados y por ende ser víctimas de discriminación por parte de las personas de la fila”, dice Itzel.
Es por eso que una de las primeras cosas que se revirtieron fue seguir llamando a las personas en las casillas, después de su revisión, por su nombre. Ahora, el protocolo establece que las personas deben ser llamadas por su apellido para entregarles sus boletas.
EVITAR LA DISCRIMINACIÓN
Pero estas medidas tendientes a eliminar la discriminación y garantizar la participación de la comunidad trans tienen cinco objetivos en su protocolo, que se recogieron a raíz del reclamo de la comunidad:
Adoptar medidas concretas para garantizar que todas las personas ciudadanas trans que tengan credencial vigente puedan emitir su voto, incorporar medidas de inclusión y concientización en la “Estrategia de Capacitación y Asistencia Electoral” desde la visita.
Aportar información y sugerencias que contribuyan a la concientización y capacitación tanto del personal electoral, de partidos políticos y candidaturas independientes, así como de la ciudadanía que participa en el proceso de integración de mesas directivas de casilla, en materia de trato igualitario y no discriminación para el ejercicio de los derechos político electorales de las personas trans.
Informar mediante una campaña de difusión que las personas trans pueden actualizar sus datos en el Registro Federal de Electores a efecto de mantener actualizada la fotografía y/o datos y en general contribuir para eliminar estas barreras.
Más allá de los grupos que ideológicamente y religiosamente han ido en contra de los derechos de la población trans, los protocolos se han convertido en un modelo que tuvo que ser perfeccionado, dado que si bien existe la intención de incluir a todas las personas, también se debe garantizar que el voto es emitido por la verdadera persona que tiene un reconocimiento ante el Estado como persona con derechos electorales vigentes.
En ese sentido, Itzel Aguilar dice que una de las virtudes de la forma o la mecánica en la que se eligen las personas que integran las mesas directivas de las casillas, es que éstas son conformadas por vecinos que pueden tener un contexto de las personas que viven alrededor y que pueden entender la realidad de una persona trans que es su vecina, más aún cuando se le brinda una capacitación al respecto.
“El mismo protocolo prevé indicaciones que incluso se ve en las capacitaciones y los simulacros: primero, a todos se les llama por sus apellidos, y además existen rasgos que permiten identificar a la persona”, explica.
En ese sentido, Aguilar recuerda que es importante decir que a la hora de votar y bajo ninguna circunstancia, las personas funcionarias de casilla deben solicitar ninguna medida de prueba sobre la identidad de la persona, puesto que eso recae en un acto de discriminación.
Incluso, la vocal también dice que aunque las personas ya pueden realizar su reconocimiento de género en las oficinas del Registro Civil y después acudir a renovar su INE, aun cuando no quisieran hacerlo, los módulos de atención deben respetar toda expresión o identidad de la persona que acuda a tramitar su credencial de elector con cualquier nombre.
Recientemente, el INE reconoció agregar al casillero sexogenérico la identificación con un género que no es necesariamente hombre y mujer, como el de las personas no binarias.
En este marco, se recordó que Coahuila todavía no podrá tener este tipo de cambios en credenciales debido a que cuando fue aprobado, la lista nominal ya había sido concluida de cara a las elecciones del 2023.
Sin embargo, en esta medida, también se aprobó que las personas no binarias no deben sufrir ningún tipo de rechazo al acudir a ejercer su voto. Esto se haría bajo el mismo protocolo que es de las personas trans.
SITUACIÓN EN COAHUILA
Particularmente en Coahuila, según la Consulta Infantil del INE que fue publicada en 2022, y levantada en el 2021, en la entidad, el .98 por ciento de los menores de edad que participaron no se identificó como hombre o como mujer.
En esa encuesta representativa donde participaron 137 mil 855 menores de 17 años, en términos absolutos, mil 353 menores abrieron posibilidades de identificarse con el género no binario.
En esta misma consulta, que únicamente registra la manifestación de los encuestados y no del universo total de la población menor de edad que hay en Coahuila, al menos 576 menores de entre 14 y 17 años que podrían ya votar a partir del 2023, podrían emitir su credencial de elector con el adecuado reconocimiento.
Al menos aquellos menores entrevistados de 17 años en el 2021, ya podrían actualizar su credencial de elector con este nuevo reconocimiento de identidad en Coahuila en este mismo año, y esto hubiera podido aplicar hasta los que en aquel entonces tenían 16 años, mientras que para el próximo año, el total de los encuestados podrá hacer su cambio si aún se identifica con este género.
PROTOCOLO FUNCIONA
La misma prevención de la discriminación y procuración de la igualdad ha guiado a que no se genere una estadística desde el INE sobre cuántas personas trans han acudido a las casillas con esta situación.
Noé Ruiz Malacara, presidente de la organización Comunidad San Aelredo, dice que el protocolo ha funcionado mucho para las personas que todavía no han tenido su reconocimiento de identidad de género, aunque para ello, la misma organización ha generado espacios para que las personas acudan a hacer uso de la ley que fue peleada y aprobada desde el 2018.
“La aplicación de este protocolo todavía es muy importante porque muchas compañeras y compañeros todavía no han realizado su trámite de reconocimiento de género, y les sirve para acudir a las casillas sin el temor de desmaquillarse, de recogerse el cabello y en el caso de los hombres trans de ir con una apariencia femenina”, dice.
“Queremos decirle a la población trans que no teman a ir, que pueden ejercer su voto, que las personas están capacitadas para recibirlos en un trato con igualdad y sin discriminación”, dijo Ruiz Malacara.