¿Es esto amor?: Animalismo versus humanismo
Corrían los años 80’s en la Universidad de Wisconsin-Madison. La nieve de ocho meses previos, empezaba a derretirse: el frío de mayo, sin embargo, era, con tres grados bajo cero, gélido todavía.
Kevin, integrante de la Cooperativa de Mifflin Street, con trenzas rastafaris, barba mal repartida y una vestimenta acorde a su personalidad, repartía volantes en la Terraza del Memorial Union: el lugar de reunión estudiantil.
Los volantes tenían inscrito lo siguiente: “El próximo miércoles 15 de mayo al mediodía sacrificaré tres perros pequineses en el centro de la plaza de la universidad”.
Los estudiantes leímos los volantes con estupor y desconcierto. Conforme avanzaban los días, el periódico estudiantil -The Daily Cardinal-, el periódico local -The Wisconsin State Journal- y las estaciones de radio locales multiplicaban exponencialmente la noticia y, con ella, la indignación colectiva de la comunidad madisoniana.
Grupos de personas manifestaron su desacuerdo contra Kevin en las afueras de la Cooperativa de Mifflin sin obtener respuesta.
Finalmente, el día llegó y Kevin apareció al centro de la plaza universitaria. Tenía un megáfono para amplificar su voz y, también, un sol radiante para iluminar sus trenzas rastafaris. A sus pies, estaba un costal cerrado color gris, del cual salían unos ladridos. Mientras, una grabadora con dos bocinas, emitía la canción: “Is this Love?” (¿Es esto amor?) de Bob Marley: “Is this love? Is this love? Is this love? Is this love that I’m feeling? (¿Es amor, lo que estoy sintiendo?)
De 2 mil 500 a tres mil personas rodeaban a Kevin para mirar el sacrificio de los tres perros pequineses.
Muchas de ellas, en silencio, permanecían expectantes al momento sacrificial. Muchas más, lo increpaban con palabras soeces y movimientos corporales agresivos. La policía cobijaba el evento para proteger la libre expresión de Kevin.
Aferrado al megáfono, Kevin, agitado caminaba alrededor del saco entre la música rastafari.
De repente, bajó el volumen de la grabadora y miró fijamente a los ojos de su audiencia y con voz firme les espetó: “¿Por qué vinieron hoy?, ¿Están aquí por el morbo de mirar cómo sacrificaría a tres perros pequineses?, ¿Llegaron aquí para condenar moralmente su muerte y ensañarse conmigo, cual sí fuera el último satanás universal?
¿Qué pensarían, si les dijera que use como excusa este sacrificio canino, para llamar su atención sobre la situación que viven los migrantes centroamericanos obligados a migrar por las condiciones de violencia económica y política que viven en sus países de origen?
¿Qué imaginarían, si les dijera que esos migrantes huyen de sus tierras por las políticas imperialistas de nuestro país y, por ello, somos corresponsables?
¿Qué reflexionarían, si les dijera que ustedes están más preocupados por estos tres perros que por los migrantes que enfrentan la muerte para llegar a nuestro país, forzados, y sin ninguna otra alternativa para sobrevivir?
En ese momento, Kevin se agachó y abrió el saco, del cual saltaron tres perritos de la calle -mezcla canina de distintos barrios, porque ni pequineses eran. Arrodillado Kevin, los abrazó amorosamente. Ellos, cariñosos, lo lengüetearon entre ladridos afectuosos.
Con rostro de WTF, los protestantes empezaron a dispersarse: Kevin subió el volumen a su grabadora para escuchar al legendario Marley con la misma canción:
“Is this love? Is this love? Is this love? Is this love that I’m feeling?” ¡Guau, guau, guau! Respondieron los perritos.
Nota: El autor es Director General del ICAI. Sus puntos de vista no representan los de la institución.
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