Éxodo empresarial en la Bolsa Mexicana de Valores

Opinión
/ 4 julio 2025

Si queremos que el mercado mexicano sea competitivo, transparente y útil para el desarrollo económico, necesitamos una Bolsa moderna, ágil y con reglas claras, sí, pero también con incentivos reales

En los últimos años, algo curioso está ocurriendo en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), varias empresas que durante décadas fueron parte esencial del mercado están decidiendo bajarse del ring.

Una de las más recientes fue Bachoco, ese gigante avícola que ha sido sinónimo de pollo, huevo y anuncios creativos en todo México. Pero no es la única. También se han ido Lala, Sanborns, Aeroméxico, Monex, Bio Pappel y otras. Lo que parecía una excepción, se está volviendo tendencia. Y eso plantea una pregunta importante, ¿qué está pasando con nuestra Bolsa de Valores?

TE PUEDE INTERESAR: ¡Jueguen! ¿Seguirán bajando las tasas de interés?

En el caso de Bachoco, la decisión parece clara. La empresa ya era controlada en más del 95 por ciento por la familia fundadora Robinson Bours, así que la participación de inversionistas externos era mínima. Seguir cotizando implicaba cumplir con reportes financieros, auditorías y regulaciones, sin grandes beneficios a cambio. Como no necesitaban levantar capital ni tenían presión de inversionistas externos, decidieron deslistarse. En sus propias palabras, buscan más flexibilidad y eficiencia operativa.

Lo mismo argumentaron otras empresas que salieron antes. Lala, por ejemplo, dejó la BMV en 2021 también con una fuerte concentración accionaria en manos de sus fundadores. Sanborns se fue en 2023 como parte de una reestructura de Grupo Carso. Aeroméxico, por su parte, enfrentó una reestructura financiera por la pandemia y también se despidió del mercado bursátil mexicano. En resumen, las razones principales suelen ser las mismas, es decir, alto control interno, bajo beneficio de cotizar y exceso de carga regulatoria.

Ahora bien, ¿por qué esto debería importarnos a todos? Porque una Bolsa sin empresas es como un estadio sin equipos: pierde sentido. Cada salida reduce las opciones de inversión para quienes participan en el mercado. También afecta la liquidez, variedad de industrias y, sobre todo, la confianza. Para los inversionistas, especialmente los institucionales, el tamaño del mercado es clave. Y si cada vez hay menos emisoras disponibles, México se vuelve menos atractivo frente a otros mercados, como Brasil o Chile.

Otro efecto importante es la pérdida de transparencia. Una empresa listada está obligada a reportar resultados, comunicar cambios estratégicos y rendir cuentas ante el público inversionista. Cuando se vuelve privada, esa visibilidad desaparece. Y en un país donde la confianza en las instituciones económicas ya es frágil, reducir el acceso a información confiable es un retroceso.

El impacto también llega a las nuevas generaciones de inversionistas. Actualmente, gracias a las plataformas digitales, más jóvenes comienzan a invertir. Pero si el mercado local pierde movimiento, ¿qué opciones reales tienen para participar en la economía nacional? Invertir en la Bolsa deja de ser una forma de construir patrimonio en casa y se convierte en una actividad relacionada con mercados extranjeros.

Y no es que el mercado mexicano esté en total pausa. Ha habido nuevos listados, como Fibra Next o Vista Oil & Gas, pero la realidad es que las salidas siguen superando a las entradas. Además, muchas empresas medianas que podrían beneficiarse de estar en BMV ni siquiera lo consideran como opción. Ven más riesgos que beneficios, por ejemplo, trámites, costos, regulaciones, etc. y pocas garantías de que eso se traduzca en más capital o mayor valor de marca.

Aquí es donde entra un análisis de fondo. ¿Qué está haciendo el país para que cotizar en BMV sea realmente atractivo? ¿Hay incentivos fiscales para las nuevas emisoras? ¿Se está simplificando el marco regulatorio? ¿Existe un esfuerzo coordinado entre gobierno, instituciones financieras y empresarios para revivir el mercado de capitales?

La respuesta, hasta ahora, parece ser “no lo suficiente”. Por eso, más allá de juzgar a las empresas que deciden salir, hay que voltear a ver al sistema. Tal vez el problema no es que se estén yendo, sino que ya no encuentran razones para quedarse.

TE PUEDE INTERESAR: Alista Bachoco su salida de la BMV

La salida de Bachoco, y la de todas las que se han ido en los últimos años, es una señal de alerta. Si queremos que el mercado mexicano sea competitivo, transparente y útil para el desarrollo económico, necesitamos una Bolsa moderna, ágil y con reglas claras, sí, pero también con incentivos reales. Una Bolsa que no sólo sea para los gigantes, sino también para las empresas que están creciendo, innovando y que quieren construir futuro en el país.

En conclusión, cuando muchas empresas prefieren irse de la BMV en lugar de crecer en ella, el problema no está sólo en quienes se van, sino en lo que estamos haciendo para que quieran quedarse.

LinkedIn: Ricardo Ozuna

Originario de Monclova, Coahuila, con sólida experiencia en análisis financiero y control de riesgos. Actualmente es docente en la Universidad Anáhuac en asignaturas de Finanzas, además de desempeñarse en el área de Auditoría en un consolidado grupo mexicano industrial e inmobiliario con presencia en más de 70 países. Su formación académica ha sido en la misma Universidad Anáhuac, siendo Doctorando en Sostenibilidad y Responsabilidad Social con enfoque en Finanzas Sostenibles. Cuenta con Maestría en Finanzas Corporativas y Bursátiles, y Licenciatura en Administración de Negocios en la que obtuvo mención honorífica y fue acreedor al premio de excelencia académica otorgado por la Universidad Anáhuac del año 2016 al 2019. Además cuenta con diversos cursos finanzas impartidos por el IPADE y la Universidad de Yale. Exseleccionado mexicano de atletismo en los 800 metros, apasionado por los deportes desde la infancia. Destaca por su capacidad para transformar datos en decisiones estratégicas y su compromiso con la ética y la sostenibilidad.

COMENTARIOS