Explotación carbonífera: sigue siendo muy peligrosa

Opinión
/ 14 junio 2024
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Modificar la forma en la cual se explota el carbón en Coahuila resulta imperioso. Demasiado gobiernos se han desentendido ya del problema como para seguir ignorándolo

La virtual presidenta electa, Claudia Sheinbaum, visitará hoy la Región Carbonífera de Coahuila acompañando al presidente López Obrador a una reunión con las familias de las víctimas de explosión en la mina Pasta de Conchos, ocurrida hace más de 18 años.

La visita a esta Región, perpetuamente enlutada por la tragedia, le permitirá a la futura mandataria conocer de cerca el drama que envuelve a las familias de los cientos de mineros que han perdido la vida en distintos episodios trágicos en la historia contemporánea de la explotación carbonífera.

Lo deseable es que pueda sensibilizarse respecto del fondo del problema que implica la extracción del citado mineral del subsuelo, dadas las condiciones en las cuales laboran quienes se dedican a dicha actividad, condiciones que no han cambiado a pesar de las tragedias registradas.

Y esto es así porque sucesivos gobiernos han permanecido impasibles ante un hecho puntual que constituye el núcleo del problema que padecen quienes no tiene mejor opción que dedicarse a la extracción de carbón: nadie protege su integridad personal ni sus vidas.

La tragedia de Pasta de Conchos constituye, de hecho, el ejemplo más contundente del absurdo que rodea la historia de la explotación carbonífera en

Coahuila: el Estado Mexicano ha gastado miles de millones de pesos en intentar el rescate de los despojos de un puñado de personas muertas, al mismo tiempo que se sigue permitiendo que otros miles de mineros -aún vivos- sigan poniendo en riesgo su integridad todos los días.

¿Cuántos inspectores de seguridad podrían haberse pagado con los más de dos mil millones de pesos gastados hasta ahora en la búsqueda de los restos de quienes fallecieron en la tragedia de hace casi dos décadas?

No es una pregunta trivial ni, mucho menos, frívola. Se trata de un cuestionamiento de la mayor relevancia de cara al futuro. Porque con independencia del dinero que se haya gastado hasta ahora, la pregunta que resulta obligado hacernos es cómo vamos a impedir que nuevas víctimas se sumen a la estadística mortuoria de la explotación carbonífera.

El futuro gobierno de Claudia Sheinbaum tiene ante sí la posibilidad de asumir un compromiso puntual con una región que no solamente requiere de mejores condiciones de seguridad para el trabajo en las minas, sino un plan integral para la transformación de su economía.

Porque además de los problemas de seguridad, el uso del carbón mineral tiene implicaciones ambientales que obligan a su abandono como fuente de energía en el futuro próximo. Por ello, regiones como la Carbonífera requieren de un proyecto de diversificación económica para el futuro.

Pero ningún proyecto de la magnitud que se requiere será posible sin la intervención del Gobierno de la República y por ello la visita que hoy hacen el actual mandatario y su sucesora debería ser aprovechado para establecer un compromiso en ese sentido para una región que merece un mejor destino.

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