Hablemos de Dios 200
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¿Gusanos u hombres? ¿Hombres de carácter y de empuje o payasos? En la Biblia se encuentra todo y hay de todo. Para todos. En Salmos a la letra se lee en el 22:6: “Más yo soy gusano y no hombre...” ¿No creer en Dios nos convierte en gusanos? Absolutamente no. ¿Tener cierta idea de Dios nos hace hombres y humanos? Absolutamente no. ¿Es mejor creer y tener un Dios o dioses a no tener nada? Cada quien elige su terreno a conquistar y habitar. Pero, las grandes preguntas de la humanidad aún resuenan en nuestra boca y oídos.
Lea usted por favor: “¿Durante cuánto tiempo, para cuántos millones de personas fue plana la tierra?... ¿Cómo surgió el cosmos?, ¿tiene sentido nuestra vida? ¿existe Dios?”, ¿usted se ha hecho las anteriores preguntas entrecomilladas alguna vez? Imagino sí. ¿Ha encontrado respuestas adecuadas? No lo sé. ¿Son preguntas ya de tan trilladas y vacías, absolutamente baladíes? No. De hecho, son las preguntas las cuales se hace nada menos el gran filósofo, uno de los mejores de nuestro tiempo, recién unido a la eternidad, el gran maestro y profesor George Steiner en su libro “Diez (posibles) razones para la tristeza del pensamiento”.
¿Existe Dios? se pregunta el filósofo y creo usted, como yo, nos lo hemos preguntado todo el tiempo. ¿No preguntárselo? Tal vez entonces como dice a la letra los Salmos, soy un gusano y no un hombre. Y de hecho, los hermanos los cuales se consideran a sí mismos “ateos”, son lo más preocupados por Dios y lo nombran interminablemente, oral y escrito.
¿Dios es eterno? Sí y no. La idea de Dios es eterna. ¿Y él? ¿De existir? No lo sé. Si usted muere, Dios muere con usted. Dios seguirá “viviendo” en cada humano el cual “cree” en él sin verlo ni escucharlo. Es una idea, repito. Dios es una idea tan antigua, como los humanos la dejaron en letra redonda. Es aquello lo cual les espetó a sus compañeros de celda en el sacrificio de la Alemania nazi, el padre de la logoterapia, Víctor L. Frankl.
Sus compañeros de crujía, al ver enfilados a sus seres amados: padres, familiares, amigos, los cuales iban directo a la cámara de gas y a su muerte, desesperados, y ante la fe de roca de Flankl, lo increpaban y le gritaban: tú el cual cree en Dios dime, ¿dónde está Dios? A lo cual, incólume, dueño de su cuerpo y alma, y sobre todo, dueño de sus ideas, el doctor Frankl les contestó: ¿Quieren saber dónde está Dios? Miren allí, en cada ser humano caminando, allí va Dios...”.
Idea. La idea. Ideas. Pensar y tener ideas. ¿Al menos una en la vida? Sería un milagro, eso es de hombres, no de gusanos. Albert Einstein lo afirmó –con modestia hiperbólica, claro– y dijo, en toda su vida sólo tuvo dos ideas. El considerado uno de los científicos más grandes de la humanidad y creyente de Dios, el Dios de Spinoza, tuvo dos ideas en su vida. No más. Martin Heidegger de plano, dijo lo siguiente: una ideas más o menos original es lo cual se puede aspirar por parte de cualquier pensados o filósofo.
Una ida la cual se va a desarrollar siempre y en cada obra o texto del filósofo en turno. Sí, es aquella afirmación de casi todos los poetas: se escribe un solo poema, siempre. Por eso, por esto, de la unidad primigenia, básica: Dios es uno, jamás tres.
ESQUINA-BAJAN
“El pensamiento más inspirado es impotente ante la muerte...” escribió nuestro admirado George Steiner. Y esta impotencia de la ciencia y del pensamiento, es en parte el germen, la semilla de tener, buscar y encontrar a Dios, a dioses los cuales nos liberen de la vacuidad terrena y material para buscar algo absurdo y estúpido (para mí), eso llamado eternidad. Steiner citado dice: eso de eternidad es un “pensamiento espantoso”.
La eternidad es un pensamiento espantoso, lo dijo el filósofo. Al final de cuentas es eso: sólo pensamiento. Una idea. Algo volátil, humo, ideas, ni siquiera polvo, pero caray, es algo eterno como la misma idea de Dios. Y todos lo buscan al día de hoy. Buscan la eternidad y a Dios. Aún en sueños, tenemos pensamientos. No pocas veces también ideas. O de plano, grandes negocios, poemas y novelas. Una buena parte de la gestación de la gran obra de arte, se dio en sueños. Es decir, nunca dejamos de pensar. Y buena parte de la Biblia y su devenir, se da en los sueños de sus personajes.
Afirma el filósofo Steiner, nunca dejamos de pensar. Hacer uso del pensamiento. El maestro es generoso, si conociese la realidad de México, renunciaría a su reflexión. Pensar es humano, crear a Dios o a dioses, ha sido una idea y aventura humana, no de gusanos ni de delfines u hormigas. “Los pensamientos son nuestra única posesión segura”. Y si tenemos pensamiento e ideas, somos los únicos animales los cuales podemos hablar de un pasado, un recuerdo e imaginar un futuro. Conozco gente la cual afirma lo siguiente: los delfines y las hormigas son inteligentes. Al igual a su perro.
Dios es una idea. Ya no es pregunta, es mi afirmación. Una idea necesaria para no ser un gusano. He hablado de ideas, pensamiento y sueños. Lea a S. T. Coleridge, el cual soñó su largo poema de todos conocido con los siguientes versos: “Trabajo sin esperanza recoge néctar en un cedazo,/ y esperanza sin un objeto no puede vivir”. Dios es ese objeto, esa idea necesaria para no ser un gusano.
LETRAS MINÚSCULAS
Gracias por leerme. Hoy arribamos a la cita sabatina de 200 textos hablando de Dios...