Hacer a México grande otra vez: ser coahuiltejanos
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De cierto modo, podríamos hacer a México grande otra vez, recuperando al menos simbólicamente en nuestras reflexiones el territorio que se perdió
Hoy recordamos que fue hace poco más de 152 años cuando México, a cambio de 15 millones de dólares, fue obligado a “vender” los estados de California, Arizona, Texas, Nevada, Utah, Nuevo México, Wyoming y parte de Colorado a la Unión Americana. Estos estados cubrían 2.4 millones de kilómetros cuadrados de superficie y representaban el 55 por ciento del territorio mexicano en esa época.
Si bien esta pérdida también estuvo relacionada con el abandono de las autoridades mexicanas hacia estos territorios, a su corrupción y a los conflictos políticos, lo cierto es que, previamente, el gobierno central en la Ciudad de México, en 1824, permitió el paso a 300 familias de colonos estadounidenses para que vivieran en lo que antes estaba unido: Coahuila y Texas, pues además de la invitación a poblar el territorio se les autorizaba tener esclavos.
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Es en este contexto de abandono que, 24 años después, estos 2.4 millones de kilómetros fueron perdidos, exactamente el 2 de febrero de 1848, cuando se firmó su “venta” para dar por terminado el largo conflicto bélico con Estados Unidos y el caos en el que se encontraba México con la revuelta independentista. Así, el Tratado de Paz, Amistad, Límites y Arreglo definitivo entre los Estados Unidos Mexicanos y los Estados Unidos de América, popularmente llamado Tratado Guadalupe Hidalgo, fue firmado en la villa de Guadalupe Hidalgo.
Este convenio propuesto por Nicolás Tristán, en representación de Estados Unidos, se signó por él y por los mexicanos Bernardo Couto, Miguel Aristáin y Luis Cuevas, quienes no tuvieron opción, pues las tropas estadounidenses tenían tomada la capital de la República Mexicana, la frontera norte y los puertos mexicanos, así que fue algo simbólico e irrisorio, ya que la ocupación militar era suficiente para anexarlo, de acuerdo con decires de congresistas estadounidenses.
Ahora, si revisamos la situación actual, tenemos millones de hispanos mayoritariamente mexicanos viviendo en los territorios que fueron perdidos por México en las revueltas militares. Hoy en Nuevo México hay un 47.7 por ciento de hispanos; en California, un 39.4 por ciento; en Texas, un 39.3 por ciento; en Colorado, 34 por ciento; en Arizona el 30.7%, en Nevada, un 28.7 por ciento; en Utah, poco más del 15 por ciento y en Wyoming, el 6 por ciento de población hispana.
Sí, en 2023 la población de origen hispano superó los 65 millones de personas. De este total, más de 58 por ciento son mexicanas, es decir, se encuentran allá poco más de 37.9 millones de mexicanos.
Si nos vamos por estado y tomamos, por ejemplo California, allí se encuentran 15.5 millones de hispanos. En Texas hay 11.4 millones y si agregamos a estados distintos, veremos altos números en Florida con 5.7 millones de hispanos o New York con 3.9 millones.
Así, de cierto modo, podríamos hacer a México grande otra vez, recuperando al menos simbólicamente en nuestras reflexiones el territorio que se perdió o incluso el de otros estados en donde el porcentaje de hispanos es alto.
Por lo pronto, juguetonamente sería posible recuperar el gentilicio de coahuiltejanos en recuerdo de Coahuila y Texas. Además es innegable que millones de mexicanos contribuyen al dinamismo laboral, empresarial, cultural y financiero no sólo de Texas, sino del resto de Estados Unidos.
El vocablo gentilicio es un derivado del latín gentilicius y refiere a quien pertenece a una misma nación o procedencia geográfica.