Hackeo celular: el Gobierno federal debe hacer algo para evitar los daños
COMPARTIR
TEMAS
Los piratas informáticos son delincuentes que afectan la economía de las personas a cuyos sistemas bancarios o celulares acceden. Esta acción se leería hace años como algo muy ajeno al promedio de los usuarios de teléfonos inteligentes. Aún con doble autenticación, el viernes antepasado mi teléfono celular me fue hackeado, causando problemas a amigos y familiares a quienes solicitaron dinero como si fuera yo el que les estuviera escribiendo.
Seguramente en este momento estarán recordando su propio caso o lo que le ocurrió a algún conocido que de pronto les pidió dinero dando una cuenta bancaria bajo el nombre de una persona desconocida. Estos pillos sorprenden a muchos pidiendo desde horas tempranas una cantidad económica que se debe depositar urgentemente misma que “será devuelta” en unas horas. A algunos de mis contactos les pidieron nueve mil pesos, a otros veinte o veinticinco mil. Los delincuentes lograron un buen botín.
Aún no me repongo de la situación, pero afortunadamente han sido días intensos los que he vivido. El fin de semana pasado se desarrolló el Carnaval de San Miguel de Bustamante, en el pueblo mágico de Bustamante, y fue un evento que contó con la presencia de contingentes de Tamaulipas, Coahuila y Tlaxcala. Pude atestiguar que a nivel regional en el noreste mexicano hay sincronía y que Tlaxcala no es ajena a nuestras raíces porque a pesar de que hace siglos sus ancestros fundaron poblaciones que ahora son municipios, su presencia es innegable en tradiciones, danzas religiosas y en el paisaje humano y geográfico.
Estuvieron presentes las munícipes de Tenancingo y Sanctórum, Tlaxcala; los alcaldes de Cuatro Ciénegas, y Candela, Coahuila; también la primera dama de Tlaxco, Tlaxcala. Y a pesar del frío imperante y de que hubo una falla en el sistema eléctrico de Sabinas Hidalgo, Nuevo León, que afectó a Villaldama y a Bustamante, Nuevo León, el carnaval no se interrumpió coronando el carnaval los huehues de Tenancingo, Tlaxcala.
Luego tuve el privilegio de ofrecer el 21 de marzo una conferencia a jóvenes del Instituto Tecnológico de Tlaxco, Tlaxcala, después de lo cual fuimos casi doscientas personas a hacer limpieza del cauce del Río Zahuapan, participando profesores, integrantes del Comité Ciudadano del Pueblo Mágico de Tlaxco y miembros de la Pastoral de Derechos Humanos de la Diócesis de Tlaxcala. Me enteré de que las autoridades de este municipio ya tienen georeferenciados los desagües clandestinos de viviendas y empresas que vierten aguas negras al río, y lo mejor de ello es que ya están enviando oficios petitorios para que conecten dichos desagües al drenaje. Estas actividades abonan al saneamiento de la microcuenca Atoyac-Zahuapan, un esfuerzo que se ha intentado desde hace mucho tiempo.
El 23 de marzo en la ciudad de Puebla tuve una de las mejores experiencias de mi vida como conferencista pues me sorprendí de la calidez, buen juicio y generosidad de cientos de recolectores voluntarios. Entre ellos una mujer de nombre Bruna, que recalcó que muchos los ven como lo peor de lo peor porque trabajan en la basura, pero que sienten orgullo de hacer algo por el planeta ya que lo que los residuos que ellos recuperan, no van a parar al río para seguir contaminándolo. Eso es verdad. Mi charla fue sobre desarrollo sustentable, economía circular y responsabilidad social en el marco de un diplomado de educación ambiental en acción. Aún recuerdo los rostros entusiastas de estos respetables recolectores. Ayer sábado me reuní con extraordinarios mexicanos que están luchando por el plan de justicia tlaxcalteca. Visité Teolocholco y Contla, Tlaxcala, y me sorprendí de que una clase muy fina de sarapes que se producen en Contla es conocida como “los saltillos”, haciendo referencia al estilo de los que confeccionaban los tlaxcaltecas fundadores de San Esteban de la Nueva Tlaxcala, población gemelar de Santiago del Saltillo.
Estas faenas entre gente magnífica me hicieron olvidar momentáneamente de la existencia de los delincuentes cibernéticos, pienso que el Gobierno federal debe hacer algo para evitar los daños directos y colaterales que causan a sus víctimas. Más vale no responder a llamadas desde números telefónicos desconocidos y menos en la madrugada. Yo no solicitaría de ninguna manera un préstamo urgente a través de la web de WhatsApp.
TE PUEDE INTERESAR: Mujeres furiosas ante instituciones que no les ofrecen un estado de derecho
Encuesta Vanguardia
https://vanguardia.com.mx/binrepository/1152x768/0c60/1152d648/down-right/11604/XHPO/carlos-gomez_1-2356160_20220627104438.png