Huachicol, la nueva gran fuente de ingresos del crimen organizado

Opinión
/ 16 febrero 2024

De acuerdo con cifras obtenidas por el Periódico Reforma, Pemex pierde al día 4 mil 700 barriles diarios de hidrocarburos, derivado del robo de combustibles, que alimenta las arcas de organizaciones del crimen organizado en todo el país. Es decir, al año el país pierde 1.7 millones de barriles que en dinero se traduce en 6 mil 744 millones de pesos. De ese tamaño es el mercado del robo de combustible en el país, que amenaza con crecer.

Se trata de un problema sin control, en donde las autoridades federales han sido incapaces de frenar, incluso utilizando sofisticados sistemas tecnológicos de monitoreo de los flujos de combustible en los oleoductos y tampoco se han logrado implementar con éxito mecanismos para evitar la compra de combustible robado en gasolineras que tienen una concesión de Pemex.

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Lo peor es que el daño por esta actividad es doble; por un lado, el erario pierde porque Pemex deja de percibir los recursos derivados de la venta de dicho combustible, generando números rojos para la empresa que no pasa por su mejor momento y que en antaño era una de las principales fuentes de ingresos del país.

Y por el otro lado, termina enriqueciendo a los grupos del crimen organizado y alimentando la espiral de violencia que vive el país, porque permite que grupos armados se fortalezcan y expandan sus territorios, al tiempo que propicia guerras por el control de las zonas de extracción de combustible aumentando la violencia, como es el caso de Guanajuato, una de las entidades más inseguras, en donde los enfrentamientos se deben en gran medida a esta actividad.

Por ende, se trata de la peor combinación, un gobierno con menos recursos para combatir al crimen y en cambio las organizaciones criminales con más recursos para comprar armas y contratar sicarios y con ello generar violencia, al tiempo que los ciudadanos tienen menos dinero para la atención de sus necesidades y sufren mayores olas de violencia.

Es por dicha razón que se vuelve fundamental un replanteamiento de la estrategia de combate al robo de combustible, en donde quizá el mejor eslabón para combatir el robo de combustible sea el punto de venta final, es decir, gasolineras establecidas que tienen su concesión y que le compran legalmente a Pemex, pero para obtener más ganancias también compran por debajo del agua una proporción de su gasolina, como producto robado a las organizaciones criminales.

De lo que se trata es de impedir la venta del combustible robado en gasolineras legales, si eso se logra, se merma el negocio y deja de ser atractivo para las organizaciones criminales, porque ya no sería tan rentable, por tanto, una posible solución es establecer un cuerpo de inteligencia que se enfoque en detectar gasolineras que compran el producto ilegal y cuando se pruebe retirarles la concesión, para hacer que otras escarmienten en cabeza ajena y todas dejen de participar en el negocio y así cerrar la puerta al combustible robado.

victorsanval@gmail.com

@victorsanval

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