Inteligencia Artificial: marionetas cibernéticas

Con ligereza se habla de un aparato “inteligente”.

Es, en realidad, sólo un grado del automatismo ya conocido.

Son máquinas con impresionante escafandra humana. Intentan bucear en el mar del conocimiento. Las presentan sus promotores como menosprecidadoras de una supuesta torpeza cerebral humana.

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Con lenguaje visual cinematográfico, el artificio, pretendidamente inteligente es presentado como un superhéroe. Como supersabio, en lid con el Batman cerebral.

Se llega hasta intentar una simulación de lo emocional humano. En el colmo de la imaginación, se puede visualizar un planeta futuro habitado por artefactos “pensantes”. Pueden contemplarse como sustitutos de la última generación de seres humanos, cuya vida, muy desarrollada, fue extinguida en su totalidad.

ANTE LOS MISTERIOS

Ante el misterio de la vida espiritual humana, un cientifismo embarrado de soberbia, quisiera gloriarse de haber producido la, así llamada, “inteligencia artificial”. Lo mismo ha sucedido frente al misterio de la vida. No faltan quienes han retomado la consecución de esa meta nunca alcanzada. Sigue sin lograrse lo que sería una absurda “vida artificial”.

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DEMASÍAS LETALES

Cunden ahora los excesos asesinos.

La maravilla de la Creación es la medida, la dosis, la sobriedad, la moderación. Todo con límites, con fronteras, con porcentajes invariables que mantienen los equilibrios. Así es posible mantener el cosmos sin recaer en el caos.

Nuestro planeta, si estuviera más cerca del sol estaría achicharrado. Un poco más lejos, estaría convertido en un témpano de hielo. Se requiere mucha precisión en las proporciones para que lo benéfico no se convierta en tóxico. Sólo hay vida con medida. No hay bienestar sin márgenes.

Lo que cura en dosis mínimas, mata en exceso. Es el mismo fuego, pero en pequeña llama calienta el café y en incendio causa en el bosque una devastación. En lo gastronómico, la sal y los condimentos son virtuosos en pizca, pero perniciosos a puños. Un disparo al blanco es aplaudido en la competencia, pero un misil lanzado sin puntería contra la gente pacífica es un crimen de lesa humanidad. Las demasías letales, en todos los ámbitos y aspectos, lastiman, hieren, lesionan, acaban con la vida.

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¿PARES O TRÍOS?

Gilda está preocupada.

Pregunta a su amiga Elsa: “¿Por qué hay tanta decepción, interrupción y separación en los amores de la vida?”. Elsa va manejando el automóvil compacto.

Escucha a su amiga sin distraer la mirada que atraviesa el parabrisas. “Mira”, le dice a Gilda, “es que se quiere vivir un amor entre dos y el verdadero amor es entre tres. Dios, él y ella. Dios como manantial y ellos como arroyos que se van haciendo uno para desembocar en el mar del eterno amor”. Gilda ve cómo Elsa gira hábilmente el volante y se estaciona con exactitud. Han llegado ya...