La democracia no existe
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Para Norberto Bobbio, autor del texto “El Futuro de la Democracia” y de un sinfín de textos sobre el tema político, la democracia no existe. Por supuesto, no es tan lapidario. Su idea sobre la democracia deambula entre algunas prácticas que todos reconocemos como parte del espectro político, pero que en la práctica cuesta mucho poder vivirlas; de ahí la afirmación.
Parte del supuesto de que en una democracia deben de darse acuerdos es el primer punto de partida. Claro, los acuerdos incluyen la idea de que lo público está por encima de lo privado. Aquí los intereses de grupo, las posturas sistemáticas por razones de partido, de grupo o de familia no tienen cabida. ¿Le suena? Si la política se define a partir de los consensos y los acuerdos, comencemos el checklist que nos propone Bobbio para ver si vamos o venimos en el tema democrático.
Otro elemento es la inclusión. No hay democracia si sólo se atiende a algunos grupos en particular. Afirmaciones como “por el bien de México, primero los pobres” o “mi gobierno es un gobierno por y para empresarios” o algunas otras linduras, donde las minorías no cuentan, desdicen el tema. En esta polarización social, política y económica que hemos vivido desde hace decenios, pero que hoy se ha recrudecido más por la forma de hacer política, ¿la inclusión forma parte de la agenda de los diferentes actores sociales y sus ideas de nación? La inclusión y la democracia ¿son consustanciales o no?
Una variable más que señala nuestro autor es la tendencia hacia el compromiso. Si la democracia, etimológicamente devela la idea de que el cuidado de la ciudad es responsabilidad de todos –el pueblo– el no hacerlo retrasa el ideal. A diferencia de Aristóteles donde al pueblo lo representan “los pobres” –que es una idea con la que muchos comulgan–, en la democracia de Bobbio el pueblo somos todos y, en ese sentido, todos nos interesamos por lo público.
Y aquí viene lo bueno para el autor de “De Hobbes a Marx”, la libre discusión juega un papel toral en su idea sobre la democracia. Pero ¿como debatir si la base del debate es la argumentación? ¿Cómo debatir si no hay disponibilidad para el diálogo o para la escucha atenta y respetuosa del otro? ¿Cómo debatir si por encima de las filias están las fobias? ¿Cómo debatir en un país donde el clasismo, el racismo y en ocasiones la xenofobia abunda? ¿Cómo debatir cuando desacreditamos por sistema al otro por razón de identidad o pertenencia a un grupo distinto al mío?
La desacreditación de quien no siente, piensa, habla, vive o actúa como yo es un deporte nacional. Si en los países con tradición comunitarista la clave de la democracia se encuentra en el consenso, en el debate y en la negociación, nosotros pensamos que la clave está en el disenso.
Y aunque en las encuestas que tienen como eje la pregunta “¿cree usted que nuestro país es democrático?” y la tajante respuesta es “no”, se entiende que se parte justamente de no diferenciar lo que implican las ideas sobre la democracia en contraposición con la realidad democrática que hemos experimentado. Ahí Bobbio lleva ganancia, la democracia es simple y llanamente una utopía.
En ese sentido, es fácil entender la distancia que existe entre “El Futuro de la Democracia” de Norberto Bobbio y “La Democracia no se Toca” de Córdova y Murayama. Una cosa es afirmar que la democracia no existe, que hay sólo aproximaciones, y otra decir tajantemente que “la democracia no está en el ADN de nuestro país”, refiriéndose a ella como “una construcción frágil que hay que cuidar”. El problema es que no son sólo ellos los guardianes del Santo Grial, somos todos los mexicanos. La pregunta sería: ¿entonces qué sí está en el ADN del pueblo mexicano? Un tema que da para mucho en la discusión en corto.
Si la democracia es la capacidad que debemos de tener para generar acuerdos, para tener una personalidad incluyente, para acortar distancias entre las mayorías y las minorías y en ese sentido generar a través del discurso argumentativo debates sustanciosos que fomenten la libre discusión, la responsabilidad y el compromiso –elementos que constituyen la democracia según Bobbio–, ¿por qué no se ha trabajado en ello? Muy probablemente porque sea lo que conviene a los grupos de poder y a quienes hoy nos gobiernan.
Seguro la lista de variables que nos propone Bobbio, pueden ayudarnos para saber el estado que guarda la democracia mexicana, en sus instituciones y en su sociedad. La falta de tomarnos en serio la implementación de una educación basada en la formación de ciudadanos comprometidos con el ideal democrático y la democracia en la que vivimos nos sigue cobrando factura. La democracia, como otras tantas cosas, no se da por generación espontánea, se construye todos los días y en todos los espacios. Así las cosas.
fjesusb@tec.mx
Encuesta Vanguardia
https://vanguardia.com.mx/binrepository/1152x768/0c60/1152d648/down-right/11604/KFCM/felipe-de-jesus-balderas_1-437592_20220428234901.png