La democracia radical
La lotería o la tómbola, nada más nacionalista. Juegue las nuevas reglas. Apueste a quienes desconoce. La revolución puede hacerles justicia
Por décadas fueron resistentes. Soportaron todo tipo de vejación. Incluso hasta el encarcelamiento. Denostados por los ideales de la utopía humanista. Ideólogos y eternos suspirantes a cargos de elección pública.
Pocos avances hasta la elección del 88. En el punto de quiebre presidencial. Salinas de Gortari versus Cárdenas Solorzano. Gobernación de Manuel Bartlett aplacó el triunfalismo con un simple se cayó el sistema. Abierto el cisma en las últimas elecciones de estado.
Al reactivar el conteo Salinas ya superó a Cárdenas. La izquierda siempre relacionada al radicalismo. La victoria moral sirve de trampolín. Jóvenes entusiastas ven la posibilidad de desquebrajar la institucionalidad del PRI.
Debe el último tecnócrata, Ernesto Zedillo, entregar la banda presidencial a la alternancia. Reconoce la derrota no a manos del PAN, sino de todas las fuerzas políticas, incluyendo a quienes les pide el voto Vicente Fox, de la izquierda descoyuntada en el segundo intento de Cuauhtémoc Cárdenas.
Las afrentas históricas. A la nación electoral fusiona el PRD muchos de los actores sociales. El frente cardenista de revolución nacional destroza la inercia histórica en la capital del país.
Cuauhtémoc Cárdenas, Rosario Robles, Andrés Manuel, Alejandro Encinas asumen el poder primero del PRD luego de la regencia. Acomodan a los incondicionales. Sobresalen Carlos Imaz y su esposa Claudia Sheinbaum, Rene Bejarano y su compañera sentimental Dolores Padierna. Rosario Robles coquetea desde el poder con el argentino Carlos Ahumada. Quien destruye mucho del proyecto político y del avance de sus correligionarios.
Vicente Fox organiza la elección de estado para la sucesión. Elije a Felipe de Jesús Calderón Hinojosa. No le da una segunda oportunidad a Diego Fernández de Ceballos.
Es Fox, quien, en el 2024, reconoce su intromisión. Calderón no obtuvo la presidencial en el 2006. La otra historia, la oficial, ya la conocemos.
Llamar dictador a Andrés Manuel o sátrapa a Claudia Sheinbaum adolece de alcance mental. Ellos son a quien el sistema político mexicano los agravió. Solo deconstruyen ese armatoste indecente. Lo hacen sin la necesidad de armas. Con pasito tun tun.
La lotería o la tómbola, nada más nacionalista. Juegue las nuevas reglas. Apueste a quienes desconoce. La revolución puede hacerles justicia. Tal vez sí.