La gloriosa botana de las verdaderas cantinas y bares
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¿Podemos acaso volver a un lugar únicamente por beber una cerveza? ¿O existe un atractivo extra entre cerveza y cerveza?, Sin duda la botana, la buena comida, la experiencia. Antes que nada, hablaremos del El Nivel, una cantina en la calle de Moneda de la CDMX, la cual presumía la primera licencia de alcoholes otorgada por el gobierno de Lerdo de Tejada. A esa cantina solía ir de niña con Don Ramiro, mi abuelo. Me decía “mi niña vámonos”, me cerraba el ojo y yo tomaba mi bolsita de mano tejida con mis zapatitos de domingo como Penélope, para dirigirnos a una de las mejores cocinas, si, la de los borrachos, los que curan sus penas con charros negros, ron divorciado, banderita de tequila y unas “coronitas bien muertas”, donde se habla de política, los sexagenarios arreglaban la bolsa, la democracia , el dólar y veían a Gina Montes, bailarina exótica, en la portada de la revista IMPACTO .
¿Qué podría hacer una niña en una cantina? Se preguntaba la maestra cuando inocentemente nos preguntaban en la escuela a dónde íbamos las “niñas bien el fin de semana “, entonces respondía orgullosa: Fui a la cantina y comí una deliciosa sopa de médula y López Portillo es un corrupto, tal cual charla de cantina, para concluir el paseo. La maestra casi se desplomaba como Condorito, ilustre comic de la época. Así pasaron varios años con diversas maestras, con cuestionamientos acerca del porqué llevaban a una niña a las cantinas, que entre la sopa del dominó, soplaba el cubilete y unas buenas corridas de póker; la charla en la mesa cantinera es inigualable.
Desde la torta de lomo, con ese bolillo crujiente en La Guadalupana, el caldo de res de La Continental, el de pescado en La Perla y la paella de El Centenario; también la cantina La peninsular con sus deliciosas flautas y toda su historia desde 1872 y la cantidad de buenos comensales ya que decía mi abuelo: “Un buen bebedor es el que sabe comer y quien no sabe de la botana es un borracho cualquiera”.
La cocina de las cantinas o ciertos bares ya de tradición hacen una gran pauta gastronómica, la democracia de la mesa, la bebida, la compañía, la charla y por su puesto la botana. A las 3 cheves te envían tu remesa para no ser un bebedor cualquiera.
En Saltillo el Chacho’s, con ese magistral caldo de res los lunes, pero si le gusta el marisco vaya el sábado y reciba un cordial saludo de Manuelito. Aquí puede encontrar a singulares personajes de la ciudad, la barra es surrealista, única, y el póster de Maribel Guardia nos indica que el tiempo no pasa.
El Bar Victoria, que se rumora que ya cerró, la espléndida fritada, la falta de anuncio, la gente sabe que ahí se cocinan buenas pócimas de sanación para los caballeros. Muy tradicional a las normas de cantina.
Acudir a La Favorita, ubicada en la calle de Acuña en el corazón del Centro Histórico, es salir del contexto ordinario, chamorro de lux, caldito de res para la banda bohemia, ambiente y buena salud se escuchan entre los parroquianos, el sarape colgado haciendo honor a la escuela del sarape en la calle de Bolívar.
Pero no se diga más del Concordia, en el estruendo de Pérez Treviño, donde las chicas pasan con sus bolsas y sus zapatitos de domingo también como la legendaria protagonista de Serrat y Alguero. Donde me toco una sopa de fideos con carne y chilito colorado. Como debe ser hay de todo, cantinas y bares para todos gustos y religiones paganas.
Quizá no con la misma dinámica sin duda El Cerdo de Babel, icónico bar, con propuesta cultural y de bebida y gastronomía que ha cobijado casi 19 años al borracho fino que sabe comer rico y beber mejor. Sus anfitriones Sergio y Jerónimo han dado una muestra de democracia que ya la quisiera el INE para lograr tal comunidad, leal y amorosa con El Cerdito.
Haciendo homenaje: el Bar Jockey club, su contra barra, fantasmas y el colectivo generacional aun no los olvida. El Taurino, El Señorial y Salón Carta Blanca. Saltillo como buena ciudad antigua goza de estos privilegios, algunas modernidades, pero lo clásico es lo clásico, el bolero, el vendedor de lotería, las flores para la dama, el Hombre Electrónico, la rockola donde salen los mantras que alivian cualquier mal.
Encuesta Vanguardia
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