La muerte ha sido convertida en Pascua

Opinión
/ 19 abril 2025

Llegó en el triduo sacro (jueves, viernes y sábado), el triple regalo en su primer día.

Fue regalado, el jueves, el pan y el vino al transustanciarse en cuerpo y sangre del Salvador. Estableció así el Hijo del hombre su presencia como víctima, como alimento y como amigo.

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Es una presencia que se hace posible y permanente al convertir, a sus apóstoles y sucesores, en participantes de su sacerdocio.

Les ha dicho que hagan lo mismo que Él ha hecho, en memoria suya. Quien coma así el pan convertido en su cuerpo y beba el vino convertido en su sangre, permanece en Él y tendrá vida eterna, no morirá para siempre.

El tercer regalo ha sido el mandamiento nuevo. Fue el mandamiento del amor; pero con una novedad. Ya no fue: “ama a tu prójimo como a ti”. Ni solo “ama a tu prójimo como a Mí”.

Lo nuevo fue: “ama a tu prójimo como Yo”. Y lavó el Maestro los pies de los apóstoles, diciéndoles que fue un ejemplo para que ellos hicieran lo mismo unos con otros.

VIERNES DE SACRIFICIO POR AMOR

El viernes continuó la pasión, que empezó desde el jueves, en el corazón de Cristo, con la traición decidida de Judas Iscariote.

Se sucede esa pasión, que lleva al sacrificio del redentor inocente, segundo Adán, cabeza de la humanidad. Alcanza, con ella, la misericordia para todos los culpables arrepentidos.

YA NO MORTALES SINO PASCUALES

Cristo, con su inmolación, vence a la muerte y al resucitar, al tercer día de su sepultura, la muerte se convierte en pascua, en paso de la vida a la Vida.

Quienes lo sigan ya no serán mortales sino pascuales. No morirán para siempre sino pasarán a la plenitud eterna del perfecto amor.

Desde la fe, la alegría de la Pascua de Cristo enciende ese canto de “aleluya” que empieza a escucharse en la reunión del cenáculo.

Lo cantan ya los apóstoles, que son nuevamente doce, cuando Matías sustituye al traidor.

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Todo los creyentes, discípulos y misioneros, vivirán ahora cincuenta días de gozo inefable en el tiempo pascual, hasta la celebración y renovación de aquel Pentecostés que los vuelve a ungir, como a los doce apóstoles, con el Espíritu de Verdad y Amor.

TÉ CON FE

-¿Por qué dice Jesús de Nazareth que Él es el Camino, la Verdad y la Vida?

-Hay muchos caminos atractivos pero es uno el que llega porque no es “algo” sino “Alguien”.

Y es el único que no es solo hombre sabio sino es Dios y hombre, Hijo de Dios e Hijo del Hombre.

No tiene la Verdad sino es la Verdad y no solo vive sino es la Vida plena y eterna. Puede vivir en todo aquel que crea y confíe, dejándose habitar y transformar por Él.

Columna: Claraboya. El autor de Claraboya, quien ha escrito para Vanguardia desde hace más de 25 años, intenta apegarse a la definición de esa palabra para tratar de ser una luz que se filtra en los asuntos diarios de la comunidad local, nacional y del mundo. Escrita por Luferni, que no es un seudónimo sino un acróstico, esta colaboración forma ya parte del sello y estilo de este medio de comunicación.

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