La nueva ‘era Trump’: un radical cambio de reglas

Opinión
/ 21 enero 2025

Trump está de vuelta y, como se esperaba, ha puesto en práctica todo aquello que prometió hacer en campaña. La repercusión de sus decisiones es aún difícil de predecir

Si algo ha distinguido siempre al hoy presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, es su forma no convencional de entender la política. De espaldas a las reglas tradicionales del mundo occidental, a Trump lo que le preocupa es la construcción de una narrativa que vuelva deseables −e incluso necesarias− las ideas que quiere convertir en acciones de gobierno.

En otras palabras, él no diagnostica la realidad para, a partir de allí, diseñar soluciones a los problemas existentes. Lo que hace es “fabricar” la realidad desde el discurso, de manera que ello vuelva necesario actuar exactamente en la forma que ya había definido de antemano.

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Esta forma de actuar estuvo presente desde el día en que anunció su primera candidatura a la Presidencia de los Estados Unidos, en junio de 2015. En aquella ocasión aseguró que las personas de origen mexicano que ingresan ilegalmente a su país eran fundamentalmente criminales.

“México manda a su gente, pero no manda lo mejor. Está enviando a gente con un montón de problemas (...). Están trayendo drogas, el crimen, a los violadores. Asumo que hay algunos que son buenos”, dijo en su primer discurso como aspirante a la nominación republicana.

Ayer, al tomar protesta para un segundo mandato, lo reiteró y, uniendo la acción a la palabra, firmó órdenes ejecutivas que implican declarar una “emergencia nacional en la frontera” con nuestro país, enviar elementos militares a dicha franja, suspender el programa de atención a solicitudes de refugio y asilo, así como reinstaurar el programa “Quédate en México” para quienes esperan una audiencia para que su caso particular sea revisado.

Las órdenes firmadas por Trump, en su primer día de regreso a la Casa Blanca, también implican el inicio de un proceso de deportación masiva, cuya escala aún se desconoce y del cual aún no hemos comenzado a ver las repercusiones.

Adicionalmente, el mandatario ha declarado organizaciones terroristas a las bandas criminales de nuestro país y ha reiterado lo que repitió largamente a lo largo de su campaña: no descarta la posibilidad de combatir a dichas organizaciones en territorio mexicano.

También en línea con sus ofrecimientos de campaña afirmó que a partir del próximo 1 de febrero se impondrán aranceles adicionales a todos los productos que llegan a Estados Unidos desde México y Canadá. Además, formalizó la creación de una agencia para recaudar impuestos en el exterior.

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Ya no se trata de las “bravuconadas” de un candidato que busca obtener votos en la carrera por la Presidencia. Se trata de las acciones del hombre más poderoso del mundo, quien ha decidido que su nación está primero y, a partir de la realidad que ha construido desde hace ocho años, decidió desplegar una política proteccionista para “salvar a su país”.

Estamos ante reglas radicalmente distintas a aquellas con las cuales se ha moldeado la realidad del mundo occidental, por lo menos desde que terminó la Segunda Guerra Mundial. Nadie tiene un manual para responder adecuadamente a la nueva “era Trump”. Habrá que ir improvisando sobre la marcha.

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