La obediencia: una virtud olvidada

Opinión
/ 1 agosto 2024

Cuando en este siglo 21 se escucha sobre el concepto obediencia, inmediatamente hay un rechazo, ya que se define como sumisión o pérdida de la libertad. Sin embargo, la obediencia en la infancia no sólo es un principio educativo, sino un pilar fundamental para el desarrollo integral de los niños. Desde los primeros años de vida los menores están expuestos a diversas normas y reglas que, aunque puedan percibirse como restrictivas, tienen un propósito claro: fomentar la seguridad y el bienestar.

El aprendizaje de la obediencia permite a los niños entender las consecuencias de sus acciones promoviendo así un sentido de responsabilidad que perdurará a lo largo de su vida. Además, esta habilidad social se convierte en un recurso valioso al interactuar con sus compañeros creando un entorno de respeto mutuo.

TE PUEDE INTERESAR: Matrimonio, la elección más importante

Es vital que los cuidadores y educadores establezcan normas claras y coherentes, facilitando así un ambiente propicio para el desarrollo de esta competencia. En otras palabras, la obediencia no debe ser vista como un mecanismo de control, sino como un proceso educativo que permita a los niños navegar de manera efectiva en el mundo que les rodea. La obediencia en este contexto se convierte en una manifestación de respeto hacia sí mismos y hacia los demás, sentando las bases para una convivencia armoniosa y constructiva en el futuro.

La obediencia en la infancia se define como la capacidad de los niños para seguir instrucciones y normas establecidas por figuras de autoridad, lo que se traduce en un componente esencial para su desarrollo integral formando creencias fundamentales sobre la interacción con los demás y el manejo de conflictos. La obediencia, por lo tanto, no sólo es una norma de conducta, sino que cimenta capacidades sociales y establece comportamientos de interacción aceptables y de respeto.

La obediencia es sinónimo de valores. Cuando le pedimos a nuestros hijos que se vayan a dormir a una hora temprano, expresamos la importancia que tiene el sueño en su trabajo escolar y vida. Si les exhortamos que realicen sus deberes antes de la diversión, manifestamos el valor de la responsabilidad y hay que merecer las cosas con logros. Por ello, el rol de los padres es fundamental para implementar reglas que manifiesten valores importantes de la vida para su desarrollo integral

La obediencia no es un mecanismo de control, sino de crecimiento social y emocional del niño que en el futuro dará autonomía y autocontrol. La relación entre la obediencia y el desarrollo cognitivo en la infancia es un área que merece una atención considerable, dado que la obediencia se considera una manifestación crucial de la autorregulación y el autocontrol.

TE PUEDE INTERESAR: Mi hijo siempre dice ‘no’. ¿Cómo ayudar a niños con trastorno de evitación de la demanda (TED)?

A través de la obediencia los niños aprenden a internalizar normas y comportamientos que son fundamentales para su integración social y académica, esto tiene un impacto directo en la forma en que procesan información y resuelven problemas. La obediencia crea habilidades que son esenciales para su desarrollo cognitivo, no obstante la obediencia no debe ser vista simplemente como sumisión, en cambio, puede ser un medio para fomentar la independencia, ya que a medida que los niños obedecen y comprenden las razones detrás de ciertas reglas desarrollan un pensamiento crítico que les permite tomar decisiones informadas en el futuro.

La obediencia entendida no sólo como la conformidad a reglas, sino como una predisposición a seguir instrucciones puede tener un impacto significativo en el aprendizaje y en el desarrollo de habilidades de pensamiento crítico. Cuando los niños obedecen crean un entorno propicio para el aprendizaje donde la asimilación de conocimientos se enriquece al seguir directrices bien fundamentadas.

COMENTARIOS

NUESTRO CONTENIDO PREMIUM