La Paradoja del Hambre
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Las causas del hambre son multifactoriales, pero sus determinantes están ligados a la inseguridad alimentaria.
“Los niños pobres son los que más sufren la contradicción entre una cultura que manda a consumir y una realidad que lo prohíbe”
Eduardo Galeano
En México, mientras una gran parte de la población sufre de pobreza alimentaria, otros, de manera sorprendente, enferman y mueren a causa de la obesidad. Como problema socioeconómico, unos comen, pero se alimentan mal y otros, ni siquiera tienen acceso a productos chatarra. A final de cuentas, la gran mayoría de la población en México, no tiene la capacidad económica de alimentarse saludable y suficiente como para poder tener una buena nutrición.
El problema del hambre en México, según datos de la Escala Mexicana de Seguridad Alimentaria (EMSA) y la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares (ENIGH), concluyen que la carencia de acceso a la alimentación se encuentra con mayor intensidad en las zonas rurales (33.6%), pero también está presente en las zonas urbanas (22.2%).
Las causas del hambre son multifactoriales, pero sus determinantes están íntimamente ligados a la inseguridad alimentaria y la vulnerabilidad frente a esta. Podemos señalar que el hambre se puede deber a la escasez o a la falta de producción de alimentos, o bien a la pobreza extrema. Pero por otro lado, es claro que no siempre el hambre se debe a la falta de recursos para comprar alimentos.
Existen diversas estrategias y acciones para paliar, mediatizar y tratar de erradicar estos problemas, esa no es la disyuntiva, lo fundamental sería el diseño y la implementación conjunta e integral de esas estrategias. Lo que se tiene en México son programas desarticulados, sin visión general o de conjunto, con múltiples duplicidades, que atienden varias veces a los mismos beneficiarios, sin objetivos comunes y sin buscar sinergias.
Amartya Sen, Premio Nobel de Economía en 1997 dijo lo siguiente sobre el hambre en el mundo contemporáneo:
Para eliminar el hambre en el mundo moderno es crítico entender el problema en un marco adecuadamente amplio, incluyendo no sólo la producción de alimentos y la expansión de la agricultura, sino también el funcionamiento de la economía en su conjunto, y aún más ampliamente, la operación de los arreglos políticos y sociales que pueden, directa e indirectamente, influir en la habilidad de las personas para adquirir alimentos y para lograr tener salud y nutrición. Más aún, mientras que mucho pueda lograrse a través de una política gubernamental sensata, es importante integrar el papel del gobierno con el funcionamiento eficiente de otras instituciones económicas y sociales, las cuales van desde el comercio e intercambio hasta el funcionamiento activo de partidos políticos, organizaciones no gubernamentales y las instituciones que sostienen y facilitan la discusión pública informada, incluyendo a medios informativos efectivos...
Combatir el hambre es una cuestión de justicia social, sin embargo, la obesidad también está fuertemente ligada a la pobreza. La disponibilidad de alimentos conocidos como chatarra ha permitido que las personas se alimenten mal y aumenten de peso por una alta ingesta de calorías. Las personas, al tener menor ingreso económico, de manera individual o por familia, acceden a alimentos procesados que no proporcionan la cantidad necesaria de nutrientes, es decir, carecen de seguridad alimentaria porque no comen debidamente. La puesta en marcha de acciones contra este problema generalmente ha sido neutralizada por distintos actores económicos de la sociedad y del mismo gobierno. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en su documento “Obesidad y la economía de la prevención” plantea estrategias para combatir la obesidad desde distintos aspectos, pero viendo al Estado como actor principal. El documento plantea el uso de herramientas regulatorias, legales y fiscales que implican el aumento de impuestos a productos procesados y el subsidio a alimentos saludables, entre otras.
La pobreza alimentaria y la obesidad son problemas que generan graves consecuencias económicas, sociales y de salud. Es la paradoja nutricional por la que atraviesa México. Nuestro país enfrenta muertes por desnutrición y por obesidad. El problema debe atacarse desde ambas trincheras.