La política proteccionista de Donald Trump
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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, es un enemigo del libre mercado, a pesar de que toda su vida ha sido un empresario, su visión del mundo es una en la cual Estados Unidos exporta sus productos a todo el mundo, pero a la vez niega la entrada de productos extranjeros, porque ello puede dañar a la industria nacional.
Quizá habrá quien piense que esa visión nacionalista es la mejor, que él es presidente de los Estados Unidos y tiene que ver por el bienestar de su gente, no por la de los otros países, pero la economía no funciona así y sin darse cuenta sus políticas podrían dañar mucho a los consumidores norteamericanos y comprometer el futuro de dicho país como líder económico global.
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Sí Estados Unidos vende muchos productos al mundo y en su interior, van a generar riqueza, sin duda, esa parte de la ecuación es cierta y se podría pensar que la otra parte también es cierta, es decir, que si se impide la entrada de productos extranjeros se protege a la economía nacional y a los empleos de norteamericanos, pero ello no es acertado.
Esto no los explica Frédéric Bastiat, un economista francés del siglo XIX, que escribió “lo que se ve y lo que no se ve”. Lo que se ve es que si no se venden productos extranjeros, alguna empresa de Estados Unidos saldrá ganando porque tendrá más clientes e ingresos, pero lo que no se ve es que quienes salen perdiendo son los consumidores norteamericanos, que tendrán que comprar un producto más caro y por ende verán mermados su ingresos, y si ese producto sirve para generar otros, se hace un efecto negativo en cadena.
Para entenderlo podemos poner un ejemplo. Asumamos que el cemento y el acero de otros países es más barato y de una calidad equivalente y muchas empresas constructoras de los Estados Unidos importan esos productos de otros países, pero si se impide la entrada o se le ponen aranceles que los encarecen, tendrán que comprar a un proveedor norteamericano a un precio mayor, encareciendo de esta manera casas, edificios, caminos y otras construcciones, por lo que una o más empresas se benefician, pero salen perjudicados todos los que van a construir casas o edificios, generando un daño agregado mayor que el beneficio obtenido.
Trump, en su primer mandato, se enfocó en reducir el consumo de productos provenientes de Asia y ahora intenta hacer lo mismo de productos de México y Canadá, sin darse cuenta de que lo que hace fuerte a los Estados Unidos es su relación comercial con estos y otros países, que hacen posible conseguir productos que de otra manera serían más caros. En realidad lo que se debe buscar es una mayor integración de mercados que incremente la producción coordinada de insumos, de tal manera que Estados Unidos se concentre en los productos de más alta gama y el diseño, que son las partes más rentables del proceso y por ejemplo en México se dé el ensamble, siendo un esquema en donde todos ganan y se conserva la posición predominante de Estados Unidos.
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@victorsanval