La quiebra de AHMSA: más allá de la política personal

Opinión
/ 26 mayo 2025

No puede atribuirse la quiebra de la acerera a un sólo factor ni a un conflicto personal, como sentencian equivocadamente políticos locales, cuando es resultado de una serie de circunstancias complejas

Bernard C. Cohen afirmó: “Los medios frecuentemente no tienen éxito al decirle a la gente qué tiene que pensar, pero tienen un éxito asombroso al decirle sobre qué tiene qué pensar” (Cohen, 1963). Es decir que, dado su alcance masivo, es inevitable que los medios al poner énfasis en un tema en particular lo vuelvan tema de conversación en la sociedad, aunque no necesariamente sea abordado por las personas en el mismo sentido en que se les ha presentado. Esa expresión fue una de las bases de lo que luego sería la teoría sobre el establecimiento de agenda y uno de los conceptos fundamentales de la comunicación actual.

Respecto a la quiebra de Altos Hornos de México (AHMSA), recientemente algunos políticos locales han señalado al expresidente Andrés Manuel López Obrador como responsable de esta situación, sugiriendo un conflicto personal con Alonso Ancira Elizondo como la causa. Pues bien, dado que dichas expresiones se retoman como boletín, cito a Cohen, porque sí logran poner el tema sobre la agenda, pero no consiguen convencer a los ciudadanos de la culpabilidad del expresidente.

TE PUEDE INTERESAR: Un llamado a no lucrar con la desgracia

Un análisis profundo revela que la quiebra de AHMSA es el resultado de una serie de circunstancias complejas y no de un conflicto entre dos personas.

Para tener contexto, un factor clave en la crisis fue la controvertida venta de la planta de Agronitrogenados a Pemex en 2013. Comenzaba el sexenio de Enrique Peña Nieto, Alonso Ancira estaba al frente de la acerera y Emilio Lozoya dirigía la petrolera. La planta fue adquirida en un estado de chatarra y acumulaba catorce años sin operar; aun así, fue vendida a un precio muy superior a su valor real, lo que claramente generó un grave daño patrimonial al erario público.

En 2019, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) determinó que el valor de la transacción superó el costo real en 127 por ciento, pasando de 195 a 443 millones de dólares. La ASF concluyó que Pemex adquirió un negocio no rentable, una planta “en condiciones desfavorables, con costos de reparación irrecuperables y bajo supuestas sinergias que no se han alcanzado”. Esa operación se convirtió en un símbolo de las malas prácticas que contribuyeron al deterioro financiero de la empresa.

Además, la gestión deficiente, deudas y falta de liquidez fueron problemas estructurales que se venían acumulando con el tiempo. La combinación de estos factores internos, sumada a un entorno económico adverso, creó un escenario insostenible para AHMSA.

Las acciones del gobierno de López Obrador, como la investigación de estas operaciones y la exigencia de rendición de cuentas, no deben interpretarse como un conflicto personal, sino como un esfuerzo gubernamental por garantizar la transparencia, combatir la corrupción y recuperar el dinero de las y los mexicanos.

Por su parte, la presidenta Claudia Sheinbaum anunció un plan de justicia para los trabajadores: “No nos hemos olvidado de AHMSA, es un compromiso que vamos a cumplir”, dijo en su reciente visita a Coahuila. Informó también que el proceso legal de la empresa se encuentra en la última fase y que los secretarios de Hacienda y del Trabajo trabajan en el caso.

En conclusión, es evidente que la quiebra de AHMSA no puede atribuirse a un sólo factor ni a un conflicto personal, como sentencian equivocadamente políticos locales. Es, sin lugar a dudas, el resultado de decisiones y circunstancias complejas que deben ser analizadas con seriedad para poder construir, en coordinación y colaboración, un futuro más sólido para la industria y la economía de la región.

X: @JuanDavilaMx

COMENTARIOS

NUESTRO CONTENIDO PREMIUM