La vitalidad del paisaje urbano. Los adornos navideños
El ambiente que generan en la ciudad los adornos navideños, la iluminación decorativa, así como la música propia de la temporada, es inigualable
Cada año tenemos en nuestro país un número de celebraciones que dan una nueva cara al espacio público. Cada una de ellas tiene su particular forma de dotar al entorno urbano de colores, formas y sonidos
En particular, las celebraciones que van de diciembre a enero cambian notoriamente la faceta de calles, plazas públicas e incluso de los hogares de quienes aquí vivimos. Ya sea con iluminación, adornos y música de temporada, la ciudad se transforma.
TE PUEDE INTERESAR: Ciudad cercana: Replantear la ciudad desde la proximidad
La amalgama de expresiones es de una riqueza digna de admirarse y analizarse. En esta época se puede apreciar una mezcla de manifestaciones culturales que se han ido arraigando en el marco de una constante transformación de tradiciones.
Uno de los símbolos más representativos de estas fechas es el árbol de Navidad. Si bien no hay un acuerdo sobre el origen histórico de su adopción, se sugiere que nació en Europa, en el medievo, en puestas en escena decembrinas sobre Adán y Eva.
En estas representaciones se disponía un árbol con manzanas que simbolizaban el fruto del conocimiento del bien del mal, así como obleas que rememoraban la Eucaristía y, con ella, la salvación de la humanidad con el nacimiento de Cristo.
El uso del pino como árbol de Navidad se atribuye a San Bonifacio, quien evangelizó Alemania. De acuerdo con la tradición, este santo cortó un roble consagrado a Thor y en su lugar sembró un pino, que siendo de hoja perenne simboliza el amor de Dios.
Otro de los elementos distintivos de estas fechas es el nacimiento, que es básicamente una representación de la escena que, de acuerdo con la tradición católica, se pudo apreciar en el momento del nacimiento de Jesús de Nazareth.
Esta forma de representar un hecho histórico, que da motivo a la principal celebración decembrina, no es nueva. Hace casi exactamente ocho siglos, San Francisco de Asís comenzó esta tradición que se difundió fuertemente en occidente.
La primera vez que se realizó, San Francisco dispuso un pesebre viviente, a manera de recordatorio de ese trascendental momento para el mundo cristiano. Los también llamados “belenes” se convirtieron rápidamente en parte de la celebración.
En nuestro país la tradición del nacimiento data de los años siguientes a la llegada de los españoles a América. Fue este uno de los instrumentos usados en el proceso de evangelización, tanto como lo fue pedir posada o la representación de la pastorela.
Uno de los elementos decorativos propios de la temporada, que se ha incorporado también a los árboles de Navidad y a los nacimientos, son las luces navideñas o, como les conocemos desde la infancia, los “foquitos de Navidad”.
El origen de las luces navideñas data del siglo 18 cuando, en Alemania, las familias de clase alta comenzaron a adornar sus árboles de Navidad con luces de vela. Las velas encendidas tenían como propósito simbolizar a Jesús como luz del mundo.
Con el tiempo, las velas fueron sustituidas por lámparas y farolas hasta que, con la llegada de la luz eléctrica, a finales del siglo 19, se adoptó la iluminación incandescente. Edward Johnson fue el primero en adornar un árbol con luces eléctricas en 1882.
Johnson, quien fuera asociado de Thomas Alva Edison y vicepresidente de la Edison Electric Light Company, ordenó la creación de bombillas especiales para este fin, adornando con 80 focos ese primer árbol el 22 de diciembre de ese año.
Fue durante el siglo 20 que se hizo accesible esta forma de decoración en los hogares, lo que generó también una variedad de aplicaciones de luz para estos fines. Las luces trascendieron a los hogares y se sumaron a los adornos de calles y edificios públicos.
En las ciudades de hoy en día es común ver muchos de estos elementos representativos de las celebraciones de la temporada dispuestos en espacios públicos. Aún quienes no profesan la fe cristiana han adoptado la misma tradición en las mismas fechas.
TE PUEDE INTERESAR: VillaMagia 2024 espera recibir un millón de visitantes esta temporada decembrina
En México se acostumbra que la decoración se mantiene durante el mes de diciembre, que corresponde al tiempo llamado de Adviento, hasta el día siguiente al 6 de enero, celebración de la Epifanía, que es conocida más popularmente como el Día de Reyes.
El ambiente que generan en la ciudad los adornos navideños, la iluminación decorativa, así como la música propia de la temporada, es inigualable. Aun para las personas no creyentes, este ambiente anuncia una época de paz, de fraternidad y de armonía.
Conocer y preservar nuestras tradiciones es necesario e importante para procurar a la identidad de nuestras ciudades un futuro posible.
jruiz@imaginemoscs.org