Las arengas
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Alguna vez un alcalde en la zona rural de Coahuila en la arenga del Grito de la Independencia dijo: “¡Viva Hidalgo!, ¡Viva Morelos!,
¡Viva Allende!, ¡Viva la Corregidora que no sé lo qué estaba corrigiendo!”. En ocasiones no conocer más sobre historia podría entenderse de jóvenes púberes con dos años de clases virtuales y paralelamente presos de las redes sociales, pero alguien que concluyó la escuela primaria y agrega un comentario desafortunado sobre doña Josefa Ortiz de Domínguez es de no creerse.
El contenido de las arengas del Grito de la Independencia del joven gobernador de Nuevo León y del Presidente de nuestra República Mexicana fueron interesantes.
Samuel Alejandro Garcia Sepúlveda subrayó temas atípicos en su arenga: “No hay adversidad, pandemia o crisis que nos venza”. Con esta frase inicial se salió de la narrativa usual, pero se conectó con la gente reunida en la Explanada de los Héroes que disfrutó hasta de la lluvia que cayó mojando hasta el espíritu luego de haber pasado una de las más intensas temporadas de sequía.
La arenga del presidente Andrés Manuel López Obrador se distinguió porque no sólo hubo vivas; en su preámbulo hubo “mueras”. ¡Mexicanas, mexicanos: muera la corrupción, muera el clasismo, muera el racismo!”.
El Presidente es un político que se ha destacado por el manejo de una línea discursiva llena de epítetos originales, pero que califican o descalifican. Debe leer mucho el licenciado López Obrador además de que tiene una esposa muy letrada.
Corrían los rumores sobre que el Presidente iba a dar declaraciones fuertes en la pasada noche del Grito. Quizá no las hubo porque gracias a tres votos de legisladores de la Cámara de Diputados logró la aprobación de la ampliación hasta 2028 de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad pública; aunque falta la decisión en la Cámara de Senadores.
Los estilos de lenguaje del gobernador de Nuevo León y del Presidente de México son muy distintos, así como lo fue su llegada al poder, pero ambos emplean modismos propios de la región en que nacieron. García Sepúlveda es norteño y se nota; don Andrés Manuel es costeño y también se nota. Baste recordar que a este último se le conoció por mucho tiempo como “El Peje” por su manera de pronunciar las palabras “pez lagarto”, producto de la pesca tabasqueña que también se prepara como platillo gastronómico.
La llegada de Samuel García Sepúlveda a ocupar posiciones de elección popular ha sido meteórica, independientemente de doctorados, es un político que le ha gustado a la gente por su alegría y frescura; también porque cuando toma una decisión equivocada la enmienda de inmediato sin hacer alharaca.
Hablando de alharaca, recuerdo el comentario hecho por López Obrador, cuando fue candidato presidencial en el 2006, al entonces presidente Vicente Fox acusándolo de tener imprudencia verbal. ¡Cállate, chachalaca!, le dijo, ahora esta es una frase célebre dentro del léxico discursivo del tabasqueño. Pero a él le ha costado muchos años llegar a donde está, ahora es a quien se le acusa de verborreico.
Son distintos el joven y el viejo político, pero se parecen en algo; a ambos les agrada la lectura y los temas históricos. Samuel García tiene una carrera que debe cuidar para seguir avanzando; López Obrador debe cuidar su carrera para que culmine a tiempo y sin excesos.
En cuanto a Coahuila, veremos qué deciden los priistas este noviembre sobre el candidato que los representará en las elecciones para gobernador en el 2023, y entonces veremos quiénes serán los gallos de las coaliciones que seguramente se presentarán.