Los abrazos cobardes y traicioneros de AMLO

Opinión
/ 17 noviembre 2024

Durante el sexenio anterior, AMLO se ocupó de humillar a la máxima expresión al Ejército Mexicano, corrompiendo con jugosos negocios a los generales y convirtiendo en albañiles a los soldados

Policías y ladrones. Ese era uno de mis juegos favoritos en la niñez. Aunque muchas veces me tocaba encarnar a un hábil ladrón de joyas o al Robin Hood de la colonia República, anhelaba siempre conseguir el papel de policía, pues en ellos veía a las personas más valerosas y honorables que podían existir sobre la faz de la tierra.

Pero con tal de participar en uno de mis juegos favoritos, aceptaba gustoso tomar el papel de un ladrón.

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Era divertido hacerla de ratero. Sentir que la policía estaba recabando todas las pistas para dar contigo era apasionante y, cuando estaba cerca de mí, siempre cambiaba de escondite para prolongar más el juego y para dificultar el arresto.

No sé si los niños de ahora jueguen todavía a policías y ladrones, pero de ser así estoy seguro de que esta diversión tuvo que cambiar, pues ahora son los policías los que se esconden y los ladrones los que buscan a un uniformado para enfrentarse con él y para darle su merecido por estorbar en la realización de su trabajo.

Quizás me equivoque en la forma en que juegan, sin embargo, la realidad nos muestra que ahora el ladrón es quien pone a temblar al policía y no al revés, como debiera ser.

Durante el sexenio anterior, AMLO se ocupó de humillar a la máxima expresión al Ejército mexicano corrompiendo con jugosos negocios a los generales y convirtiendo en albañiles a los soldados.

Mientras tanto, los capos de la mafia sembraban el miedo en el país entero, mientras que a los balazos de los narcotraficantes y a la extorsión constante de la población civil, López sólo respondió con abrazos cobardes y traicioneros.

Ante tal impunidad y nivel de violencia nunca antes vistos, tuvo la ocurrencia de desaparecer a la Policía Federal por supuesta corrupción y la sustituyó con la Guardia Nacional, dejando de enviar recursos a los estados para las policías estatales y municipales.

Por si fuera poco, Francisco Rivas, director del Observatorio Nacional Ciudadano, ofreció una información lapidaria respecto a que la Guardia Nacional es tres veces más grande de lo que fue la Policía Federal, pese a ello, obtuvo cerca del 80 por ciento menos de resultados que la PF en términos de detenciones, decomisos, aseguramientos, y no se diga en auxilio vial en carreteras y caminos del país.

Y ahora que recién se aprobó que la GN tendrá un mando militar, se convertirá en un medio de presión y de intimidación entre todos aquellos que estemos en desacuerdo con el régimen actual. Al tiempo.

Ahora los niños no son los mismos niños que aquellos que salíamos a la calle a jugar o a un parque cercano. Sería bueno preguntarle a los niños ahora: en el juego de los policías o soldados contra los narcotraficantes, ¿quién quieres ser? Por desgracia, muchos escogerían al segundo.

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Siendo policías no tendrían camionetas, mujeres esculturales, botellas del más caro whisky, mansiones con tigres o con leones y, por si fuera poco, con el cuidado y complicidad de los altos gobernantes de México.

¿Y la justicia?, ¿qué es eso?, preguntan ahora todos los familiares de las víctimas en Sinaloa, Chiapas, Zacatecas, Durango, Guanajuato o Michoacán. Esperemos que en este sexenio, que recién comienza, nuevos rumbos se conozcan lejos de aquellos abrazos cómplices.

aquientrenosvanguardia@gmail.com

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