Los derechos a la justicia social

A don Pablo González Casanova distinguido, sociólogo de la UNAM que recientemente cumplió 101 años de vida.

El próximo lunes 20 de febrero se conmemora el Día Mundial por la Justicia Social establecido por la ONU bajo el lema: “Superar barreras y desbloquear oportunidades para la justicia social”. La celebración de este 2023 sirve para fomentar el diálogo con los Estados miembros, la juventud, los interlocutores sociales, la sociedad civil.

La pandemia del COVID-19 ha dejado enormes consecuencia negativas para numerosos países y grandes sectores sociales, desempleo, secuelas incurables en muchos casos, falta de medicamentos y atención médica, deserción escolar en grandes dimensiones, desastres naturales como los acaecidos en Turquía con cientos de miles de muertos, en gran parte resultantes de la aceleración del cambio climático, tensiones geopolíticas y los conflictos armados, crecientes flujos migratorios y situaciones prolongadas de fragilidad, etcétera.

Las crisis han provocado tragedias que evidencian las interrelaciones y dependencias de las economías y sociedades en todo el mundo y la imperiosa necesidad de adoptar medidas concertadas para poder afrontarlas a nivel mundial, regional y nacional. Ante los terremotos en Turquía y Siria de magnitud 7.8, que fue el más fuerte en el mundo y por la hora del día en que ocurrió, por la mañana temprano, muchas personas estaban en sus camas y ahora están atrapadas bajo los escombros de sus casas, mató a decenas de miles de personas, destruyó pueblos enteros, pero en medio de la destrucción y la desesperación ha habido historias de “milagros”, casos de madres que alimentaban a sus bebés, un bebé recién nacido y su madre fueron rescatados después de pasar unas 90 horas atrapados entre los escombros más se salvaron; ¿de qué depende la posibilidad de la sobrevivencia en esas condiciones? Los médicos y expertos explican que la postura en la que el sobreviviente se encuentre tras el desplome, el acceso a aire y agua, el clima, las condiciones meteorológicas y el estado físico de la persona atrapada influyen en un todo sobre cuánto pueden seguir con vida. Un caso sorprendente fue el de una niña hallada bajo los escombros unida aún a su madre por el cordón umbilical. Los equipos de UNICEF se movilizaron rápidamente para responder a las necesidades de miles de familias y niños afectados además por las heladas temperaturas de la actual temporada significa un reto mayor para sobrevivir al terremoto que sacudió severamente ciudades y pueblos de Siria. Los equipos de rescate turcos encontraron con vida a varias personas que habían permanecido por 200 horas atrapadas bajo los escombros de edificios derrumbados a causa de los terremotos en Turquía y Siria, cuyo saldo se acerca a 40 mil muertos.

El gobierno mexicano dio una respuesta inmediata de auxilio a los damnificados, incluidos alimentos en general, cobijas, colchonetas, casas de campaña, generadores de luz, insumos médicos, insumos de higiene personal y ropa; además, un grupo de 150 rescatistas de la Cruz Roja y las secretarías de Marina y la Defensa Nacional volaron a Turquía para ayudar en las tareas de localización de víctimas, además de la donación de seis millones de dólares tanto a Turquía como a Siria, más los binomios caninos de México en tareas de rescates en Turquía; que son el corazón de la misión, canes que viven un proceso de entrenamiento que tarda de 2 a 3 años para que pueden realizar labores de rescate de personas bajo los escombros. Las unidades caninas, en cambio, tienen una clara ventaja: no dependen de la electricidad ni de internet. Los perros rescatistas pueden oler el sudor, las hormonas, la sangre y los excrementos humanos, incluso la respiración de las personas sepultadas. Cuando logran localizar a un superviviente, avisan a los rescatistas a través de ladridos o arañando en los escombros.

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